Crítica de Blade Runner 2049 por Migatoyyo

Estamos ante una buena película que tiene en su contra tener como referencia a una obra maestra. Frente a ella palidece y se le agrandan carencias, que no defectos. Y es que la base, el guión, sus diálogos, la intensidad de los personajes, no están a la altura del original, cosa que todos podíamos esperar, y cuando el texto flojea, es difícil sostener el resto.
¿Alguién pensaba que iba a ser fácil conseguir un "malo" con el carisma y la humanidad de Rutger Hauer? Ni hay un personaje a esa altura, ni unos textos que igualen el "He visto...". Las dudas de K tampoco son comparables a la profundidad de Derrick en la original, las historias de amor también tienen menos calado.
Dennis Villeneuve intenta ser fiel al espíritu de su película de referencia, pero le sale un film más cercano a su casi documentalismo de "Sicario" que de la profundidad ética de "La llegada". Su minuciosidad, cargada de belleza formal, deja poco espacio para la verdadera poesía que debió esconderse en la elipsis, en lograr que el espectador intuya los conflictos éticos, la humanidad negada del replicante y se alineé en un bando que no es el suyo natural por una cuestión de justicia.
En un momento en el que las series se están imponiendo al cine, 2049 entra de lleno en convertir una historia que había quedado estupendamente con su final abierto en una saga en la que nos vayan llevando a la recreación de un universo paralelo del que conozcamos todo, pero que acabe por dejar de interesarnos por saturación de mundos posibles.... Starwars, Alien, etc.
Sin embargo, escuchar los sintetizadores llenando la sala de cine, en clara referencia a la música original de Vangelis, ver los gigantes murales digitales cubriendo las fachadas de ese tumultuoso Los Angeles, regresar a la estética que nos detuvo el corazón hace más de 30 años justifica plenamente cumplir con el hermoso ritual de acudir a una sala de cine y dejarse llevar.