Crítica de Arrietty y el mundo de los diminutos por rubenleobcn

Hiromasa Yonebayashi es el responsable de dirigir 'Karigurashi no Arriety' (借りぐらしのアリエッテ) Arriety, la que toma prestado. Está inspirada en la novela 'Los incursores', de la británica Mary Norton, siendo Hayao Miyazaki quien adapta el guión.

En esta versión, tenemos a una familia de diminutos, Arrietty y sus padres, que viven escondidos en las paredes de una casa de campo. A esta casa llega Shō, un niño enfermo del corazón, que llega a la casa de campo para descansar, y que descubre a Arrietty. La historia es simple y efectiva. En lugar de ir por el camino de la aventura, decide profundizar en los personajes, y nos presenta apenas ocho personales, y les da personalidad y un papel a cumplir en una historia dramática y emocional. Arrietty es un gran personaje, se preocupa y quiere mantener a su familia, es fuerte, trabajadora, decidida y no tiene prejuicios. Ella comprende a Shō y aprende a disfrutar de su compañía.

Pero a parte de la bella historia, la película es visualmente una delicia. Hasta lo más simple tiene una cuidada belleza, y cada escenario tiene multitud infinita de detalles, convirtiéndola en una de las más cuidadas del Studio Ghibli. Cada elemento individual se detalla intrínsecamente desde una tetera microscópica hasta una hoja que se balancea con el viento. Los escenarios, un mar de follaje, gotas de lluvia, enredaderas... todo brillantemente dibujado, incluso los fondos simples se ven tan hermosos como una pintura.

Realmente esperaba una entretenida película sobre diminutos, y me encontré una joya de la animación con una historia elaborada que llega a emocionar.