Crítica de Argylle por gjulo

Redactada: 2024-06-08
Si "Kingsman" nos hacía preguntarnos cuánto tiempo más iba a durar la perversa obsesión de Matthew Vaughn por los espías, "Argylle" acaba de confirmar que debería llegar a un rápido final, o eso esperamos... La película más floja de un director que apenas había decepcionado antes de hacer aguas con la saga de agentes de alta costura, "Argylle" se ha convertido en el epítome del autodesprecio de Matthew Vaughn, que esta vez se aventura en un lado más ligero y romántico del cine de espías, pero este género ha sido a su vez tan sobreutilizado y repetido industrialmente por tantas producciones de Hollywood en los últimos años que resultan inútiles la mayoría de las veces. Retomando el concepto de la frágil heroína sumergida contra su voluntad en el despiadado mundo de los espías, "Argylle" intenta marcar la diferencia con su condición de autora de novelas de espías, jugando con la discrepancia entre su visión truncada y la realidad de este universo -y, más concretamente, con la nada sutil oposición entre Henry Cavill y Sam Rockwell-, pero al final ofrece un refrito en el que la maestria de Vaughn para dinamizar las secuencias de acción se transforma en un refrito de otras películas, con música fuera de ritmo, efectos visuales de dudosa calidad y repetición del mismo efecto cómico de actores doblándose hasta la sobredosis.
Probablemente peor, y pocas veces hemos visto esto en una propuesta de Vaughn, ya que esperamos una avalancha de giros que nos demuestre que en realidad hay mucho más detrás de la premisa inicial (nunca hay nada realmente imprevisible o asombroso), sólo una notable generosidad de giros que intentan enmascarar el débil efecto sorpresa de cada uno de ellos, la película no crea ningún afecto por lo que sucede en pantalla, culpa a veces de una trama que roza el disparate total (¿cómo puede alguien creer ni por un segundo que reclutar a un escritor para que adivine el futuro de lo que va a ocurrir, es un trato que se sostiene? ) o a su postura de estancarse en situaciones demasiado tópicas y a sus personajes poco queribles (con la excepción de Sam Rockwell) en medio de un elenco de estrellas cuyos papeles demasiado caricaturescos no dejarán mucho que recordar por parte del espectador. Liberada de este hándicap de una trama con los cajones cerrados desde hace demasiado tiempo, este monstruo de «Argylle » podrá liberarse un poco de sus cadenas en su parte final, sobre todo en sus aspectos más románticos y, sobre todo, gracias a la suave locura de Vaughn. Esa locura que tanto nos gusta y que, por fin, sale a relucir en una brillante secuencia llena de bombas de humo (sin duda, el espectáculo pirotécnico de la película) y en una idea de enfrentamiento tan absurda como inesperada. Será una recompensa en sus 2 horas y 20 minutos, que sólo puede rimar con decepción en cuanto a las expectativas que podemos tener de un director como Vaughn, pero al menos quedará como prueba de que, incluso en medio de sus trabajos menos convincentes, sus golpes de genio característicos son capaces de elevar la película durante unos minutos muy por encima de lo que podemos ver habitualmente. Desgraciadamente, a la vista del epílogo y de la escena postgenérica, seguimos sacudiendo la cabeza ante la idea de que la moda de espías del director claramente aún no ha llegado a su fin...
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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Complejidad
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Duracion
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Credibilidad
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Fotografía
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Dirección
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