
Clint Eastwood
Joe
Tras la muerte de Juárez, en México dominan la injusticia y el terror. Joe, un pistolero vagabundo, llega al pueblo fronterizo de San Miguel, donde dos familias se disputan el control del territorio, y entra al servicio del clan Rojo. Una noche, Joe es testigo del intercambio de oro por armas entre mexicanos y soldados de la Unión...
Quizás hoy nos quede ya muy lejano, pero hubo un tiempo en el que las películas del Viejo Oeste, esas que tanto asociamos con personajes ambiguos y violencia desatada, hablaban de honor, justicia y héroes de moral intachable. Tiempos más luminosos e idealizados, algo romantizados incluso, donde el polvo apenas se levantaba y los duelos a muerte, tan escasos como teatrales, eran el último recurso. Tiempos ya muy agotados a principios de los 60 y que un tal Sergio Leone, subvirtiendo el tono crepuscular de títulos como 'El hombre que mató a Liberty Valance', se encargó de ir encaminando, sin tan siquiera ser consciente de su posterior repercusión, hacia una nueva forma mucho más sucia, cruda y sangrienta de entender el western. Era, en cierto modo, la inevitable desmitificación de un género que encontraba aquí, en la ya inmortal figura de Clint Eastwood —poncho raído, cigarro eterno y gesto impasible—, un nuevo arquetipo de pistolero, ya despojado de todo código ético, que estaba dispuesto a cuanto fuera necesario, como bien sugería el título, por un puñado de dólares.
La película, remake no acreditado de 'Yojimbo' de Akira Kurosawa, heredaba del cineasta japonés su espíritu cínico y desenfadado, pero adaptándolo, además, bajo un nuevo prisma de violencia y economía narrativa que aún hoy, y pese a su más que ajustado presupuesto, sigue apelando al sentido del espectáculo más épico y excesivo. Recursos como la suciedad, el polvo o el sudor, a menudo considerados indeseables, se ponían al servicio de una historia en la que cada uno de sus silencios, tan solo interrumpidos por las memorables notas del maestro Morricone, parecían contar tanto como el más afilado de los diálogos. No era una reescritura del western como tal, pero sí una forma de regresar a sus raíces más salvajes y recuperar, de paso, ese icono del antihéroe solitario cuya esquiva silueta, aquí recortada contra la inmensa belleza del horizonte almeriense, caminaba sinuosa por la fina línea que separa al justiciero del granuja. El spaghetti western había nacido por todo lo alto y, si bien daría paso a más y mejores películas, lo hacía con todo un clásico para ver, admirar y disfrutar, eso sí, mucho más que un puñado de veces.
Por un puñado de dólares que no haría uno y más en aquella época de bandoleros, bandidos y pistoleros de un oeste americano o en cualquier parte ya sea mexico como aquí en esta película o en otros lugares, ya lo dice Ramón el dinero hace apreciar la paz, eso dice él, aunque ramón es de decir muchas cosas hay lo dejo.
Tiene un humor peculiar como ***contenido con spoilers***
La banda sonora es buenísima pero es normal teniendo a Morricone detrás, que manera de transportarte a una época y lugar con sus sonidos de viento y sus redobles de tambores.
Muy buen doblaje y diseño de sonido.
La película cuenta con Clint eastwood como joe ese antihéroe o extranjero aka forastero que llega al pueblo de san miguel donde hay dos bandos enfrentados los Baxter y los rojos y el en medio de todo como no podía ser de otra manera. Me ha hecho sentir como en red dead redemption, juegazo por cierto, eastwood con el carisma del nivel de John Marston.
También destacaría la presencia del actor que da vida al sepulturero le da ese toque cómico con su personaje me resulto agradable.
Peliculón sin duda emblemática de los spaghetti western dirigida de maravilla por Sergio leone dando toda una lección de maestría con la misma.
Totalmente recomendable de esas que te mantiene pegado al sofá sin apartar la mirada entre tiros y más tiros en un poblado, una más que notable película.
FINE
Remake no autorizado de la película Yojimbo de Kurosawa.
Una de las mejores películas de Sergio Leone, la cual es englobada dentro de la famosa Trilogía del dolar.
Clint Eastwood en su papel de vaquero solitario utiliza la guerra entre dos familias en un pueblo para hacerse rico, pero una serie de eventos le harán cambiar de parecer.
Il magnifico straniero o Per un pugno di dollari ( que al final y en el último suspiro lo cambiaron) encabeza el cambio generacional que iva a sufrir el clasico western americano.
Allí en su país ya lo habían explotado hasta la saciedad y aquí en Europa se subvencionan las producciones, y al género le hacía falta un cambio radical de imagen, así que coge maletas que vamos alli donde está la pasta. Será por eso que se le llamó spaghetti western.
Apostaron por la dirección a un desconocido Sergio Leone, pero experto en 2as unidades ( Quo Vadis, Ben-Hur). A un joven actor americano famosillo por aparecer en la serie Rawhide (aquí Látigo) llamado Clint Eastwood. Le buscaron un rival acorde a las miraditas y escogieron con acierto a Gian María Volonté.
Para rematar los fichajes consiguieron que Ennio Morricone se uniera al equipo técnico al mando de la banda sonora. Con poca experiencia en el campo pero enorme talento triunfó y consiguió una enorme fama y prestigio.
Solo por él he vuelto a ver ésta película ya que a mi las pelis de vaqueros, ni fu ni fa.
Los créditos iniciales recuerdan a otro maestro en esa faceta como Hitchcock y serán acompañados por unos silbidos que se convirtieron en marca de la casa.
No exenta de polémica la cinta fue acusada de ser una copia de la obra de Kurosawa 'Yojimbo'. Y los tribunales le dieron la razón al Nipón.
Pero yo digo, si Kurosawa rinde pleitesía al cine de John Ford, y Leone a su vez a Kurosawa y a su vez a Ford, donde reside el problema. Entonces Tarantino sería pobre.
Fue un éxito inesperado. Leone consiguió darle un giro de 360° al género, Eastwood desbancó a todos los clásicos pistoleros de otras épocas con una recia y seca interpretación, sobre las miraditas tratadas con rímel prefiero no hablar.
Pero insisto, sin la banda sonora dudo que se hubiese llegado tan lejos.
Encaja a las mil maravillas en cualquier escena. Incluso en algunas ocasiones aparece antes la banda a la imagen creando ambiente. Y esas flautas traviesas, el silbido y la sobriedad orquestal recordando las grandes producciones orientales la hacen única, aunque después en títulos posteriores se perfeccionarian hasta convertirse en auténticos clásicos.
Lo más flojo, el guión que de tantas balas gastadas tiene unos cuantos furacos.
Y la excesiva chulería de casi todos los personajes le da un toque grotesco que le sobra. Pero había que inventar el término del Seispesetas.
En mi afán por cambiar títulos yo a ésta la hubiese titulado El hombre del Poncho, mejor ni me mires.....
Y Charles Bronson rechazó el papel , menos mal.....
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