
Virginia Garófalo
Sabrina
En una aldea remota donde dos hermanos encuentran a un hombre infectado por un demonio que está a punto de dar a luz al mal mismo. En un momento en que el exorcismo parece ser de poca utilidad para protegerse del mal, después de advertir a los vecinos de la ciudad, deciden deshacerse del hombre, pero simplemente logran ayudarlo a librar el infierno.
Tras oír disparos cerca de sus tierras durante la noche, dos hermanos salen a investigar de madrugada. Allí descubren un cuerpo extremadamente mutilado y un misterioso artefacto...
A menudo se critica, sobre todo con la proliferación de cansinas producciones estadounidenses sobre el tema (¡y bien sabe Satanás que 2023 lo demostró una vez más con una Monja y un Exorcista que regresan de ultratumba!), que las películas de posesión representan uno de los subgéneros terroríficos más difíciles de renovar, ya que se desmoronan bajo el peso de sus códigos trillados y sus pasajes obligatorios que ya no impresionan a muchos espectadores. Pero en medio de este marasmo general de agua bendita, salmos gritados en latín y contorsiones imposibles, de vez en cuando surge un diamante, un golpe de genio que, sin escupir en los cimientos establecidos, consigue desviar los rituales demoníacos habituales para ofrecer una variación original, sorprendente, capaz de devolvernos la fe en el género. Salido de la nada desde el Inframundo para invadir las pantallas de la Tierra, “Cuando acecha la maldad” es de ese calibre.
En primer lugar, por su ingenioso planteamiento de sumergirnos en su contexto a través del núcleo de estos dos hermanos enfrentados a lo inexplicable, antes de extenderse a los personajes de los alrededores y luego a todo un mundo donde el mal está instalado, esperando su momento para descargar sus violentas fauces sobre sus víctimas ya invadidas y conscientes de su presencia. Por el contrario, si “Cuando acecha la maldad" parece dirigirse hacia una crítica general de un sistema que deja morir sola a su población para despojarla de sus bienes (un discurso familiar en las producciones latinoamericanas), es sólo para girar gradualmente y centrarse en las fracturas íntimas de su protagonista, cuyo pasado de marido y padre ha sido contaminado por su propia oscuridad y que ahora convoca perpetuamente a otras tinieblas literales. En la implacable y realista atmósfera de la vida rural cotidiana, y luego en particular en un demencial pasaje por un suburbio de la ciudad, Demián Rugna hace estallar la violencia visceral del mal en proporciones al menos tan grandes como la desesperación que habita en su héroe, con una brutalidad y un salvajismo que devuelven a la mayoría de los demonios vistos en el cine de los últimos tiempos a la condición de simpáticos conejitos retrasados. El director-guionista no deja de construir una tensión aterradora que nos mantiene en vilo en todo momento, creando un universo fantástico cada vez más apasionante, envuelto en una espiral de horror implacable que nunca nos da tiempo a tomarnos un respiro (salvo para saber más sobre las reglas, los personajes, etc.) y que se despliega como un rompecabezas cuyas piezas resucitan con brillantez la angustia infinita de este padre marginado de su propia condición.
Me deja atónita la inteligencia de la película, y su capacidad para no perder nunca de vista el núcleo emocional devastado de lo íntimo, transformado aquí en el salvajismo más gráfico, que nada parece capaz de detener en una especie de bucle narrativo global hábilmente orquestado.
Sí, el mal está definitivamente al acecho en "Cuando acecha la maldad" y, más allá de sus representaciones carnívoras más explícitas, la que emana de la culpa humana es la más terrible. Sin duda, ¡LA película de terror imprescindible de este Halloween 2024!
Es cierto que 'Cuando acecha la maldad' consigue crear alguna imagen poderosa y su gore es efectivo en la mayoría de ocasiones, a la película apetece alabarla en líneas generales, pero me quedé por el camino con un guion irregular que no me terminó de convencer del todo.
Espero que el director con este gran éxito que ha tenido no opte por el camino fácil, hacer las maletas para dirigir varias mediocridades bien pagadas en Hollywood, y luche por sacar adelante más propuestas caseras. Infinitamente más interesante ver algo así con su sabor local que una más de las miles de películas de terror gringas que se hacen cada año.
PD: Creo que el reparto infantil, que suele ser un acierto en muchas películas, es lo más flojo de esta propuesta. Desentonan desde que entran en juego.
Dios murió, y los tiempos de las iglesias terminaron rápido.
Estamos ante una película con protagonismo demoníaco, pero con otro enfoque. No se recurre a la religión, no hay exorcismos ni curas con crucifijos y botellas de agua bendita, sólo cultura popular para hacer frente a las fuerzas oscuras.
Reconozco que el inicio es un tanto atropellado, debemos aceptar nada más comenzar y sin explicación previa, la presencia de un "encarnado". Así llaman a lo que nosotros conocemos como poseído, o endemoniado si me apuras (en honor a Raúl Cimas). El caso es que no se cuestiona, un hombre en cama, vivo pero en descomposición, una visión desagradable, y se dice que está poseído y de ahí se desencadena todo rápidamente, como si la reacción fuera protocolizada, como si lo viesen todos los días.
Dejando de lado eso, que para mí es un error que hace que me cueste tomar en serio lo que sigue, tenemos un producto que francamente funciona.
Estamos en la Argentina profunda, rural, fría, brutal, y eso crea un clima propicio para los paisajes y personajes que nos van a ofrecer. Seguimos a dos hermanos, adultos, y que parece que no han tenido mucha suerte en la vida, escuchan unos disparos que parecen provenir de los límites de su propiedad con un bosque cercano, y se acercan a ver. A partir de aquí el ritmo no baja.
La película no cuenta con producción importante, las actuaciones no son de nivel, pero sabe a lo que juega, sabe que para provocar terror no hace falta grandes efectos. Y no es porque use la técnica de sugerir más que mostrar, no, porque precisamente lo que vemos es mucho, pisa la línea del gore y en momentos la cruza, pero es que elige bien cuando y como hacerlo para resultar incómoda, no se apiada de nada, no hay intocables, es salvaje y va a hacer daño.
La música de Pablo Fuu en momentos suena como la guitarra de Santaolalla, que junto a un mundo abocado al Apocalipsis nos puede recordar a The Last of Us. Imágenes aéreas de localizaciones me han recordado a los comienzos de True Detective. Y escenas finales que no describiré por evitar spoilers, nos llevan a la obra de nuestro querido Chicho Ibañez Serrador.
Son grandes referentes para entregar una interesante película, que sería aún mejor con un planteamiento inicial acertado. En cualquier caso es entretenida, sorprendente y salvaje, digna película de terror, que no hay tantas. No tengas miedo, dale al play.
La ganadora de Sitges 2023, nos presenta una historia que da un poco de vuelta de tuerca al tema de las posesiones.
No esta mal del todo pero se les va un poco de las manos, todo el tema de los encarnados con sus 7 reglas esta bien, pero creo que se pierden un poco en el camino, las posesiones, se producen con contacto de ropa o algún objeto que estuvo en contacto con el encarnado.
Luego los "exorcistas" son un poco catetos, pero bueno, da algún que otro susto, y la fotografía de la Argentina "profunda" si que esta bien. me ha parecido entretenida, eso sí, acabas con un mal cuerpo... o por lo menos yo.
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