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Se puede decir que no conozco la labor interpretativa de Ian McKellen. Ni por curiosidad he visto alguna de la saga de El Hobbit y tampoco de El señor de los anillos. Repasando su filmografía, el único papel que recuerdo bien fue aquél en que interpretaba al director de cine James Whale en "Dioses y monstruos", donde no pasaba inadvertido, me pareció un actor de carácter, con marcada personalidad. También recuerdo la película como bien realizada y atractiva, un poco al margen de los habituales lugares comunes hollywoodenses. Pero hasta aquí llega mi conocimiento de este notable actor inglés. El documental "McKellen: Tomando partido" hace un buen repaso biográfico, desde el lado humano y profesional. Narrado siempre en primera persona por el propio actor, a mi parecer, el primer logro del film, su interés es siempre notable como para seguir de principio a fin las anécdotas, muchas veces casi en tono de confesión, que va desgranando. La documentación gráfica, a base de numerosas fotografías de su niñez, juventud y comienzos en la profesión también ayuda mucho a amenizar este tránsito por su vida. Supongo que el hecho de ser un actor shakesperiano volcado, sobre todo en sus inicios, en labores teatrales, ha privado al cine de muchos papeles brillantes en su época de juventud, como sí ocurrió con esa hornada de numerosos y grandes intérpretes británicos que emergieron en la década de los sesenta y cuya relación sería larga de citar.