¿Qué nos deparará "The Sonata" además de demoníacas notas musicales? ¿Serán sus evidentes cualidades formales o la debilidad de su contenido? El dilema está bastante claro, y es probable que inclines tu balanza crítica hacia un lado u otro, dependiendo de tu sensibilidad. Si te gustan las películas con una estética y una atmósfera deliciosamente sombrías, es probable que los esfuerzos de Andrew Desmond en esta dirección te conquisten. En efecto, aunque "The Sonata" esté ambientada en nuestro tiempo, su trama se desarrolla en una especie de escenario intemporal, la combinación de los diversos paisajes europeos (entre Francia e Inglaterra, como los orígenes del director) y los soberbios decorados de su austera casa solariega perdida en lo más profundo de la campiña del sur de Francia dan como resultado una notable atmósfera anacrónica cuyo hechizo casi nunca se debilita. La niebla, el inmenso edificio y sus secretos, el extraño bosque, el pequeño pueblo de al lado...
En resumen, "The Sonata" es un recital gótico, y puede que este tipo de universo te resulte familiar por dentro y por fuera, pero no importa, te dejarás llevar sin dudarlo un instante, sobre todo cuando te da vida una producción magistral que lo sublima.
Sin embargo, aunque la solidez de la ambientación es incuestionable, también es necesario que haya algo emocionante que contar para que sea un éxito rotundo, y ahí es donde... "The Sonata" es mucho más difícil de defender. Con sólo el título y el póster como aperitivo, es probable que adivines que toda esta historia va a girar en torno a una música maldita... Bingo, eso es lo que va a ser y, para ser sinceros, eso es todo lo que va a ser. Impulsada por la eterna premisa de un padre recluso y ya fallecido, la historia envía a su hija violinista directamente a una mansión aislada para seguir los pasos del legado de este famoso compositor, con una misteriosa partitura de sonido demoníaco como principal objetivo. El misterio y sus subtextos se desentrañan tan rápidamente que resulta imposible esperar nada verdaderamente original de "The Sonata". Ya se trate de una búsqueda al estilo del musical "El código Da Vinci" o de los componentes de la escasa mitología puesta en marcha, nada sacudirá las expectativas del espectador, el camino recorrido por la heroína y su compinche empresario será constantemente lineal, esperado y, por tanto, incapaz de reclamar la más mínima sorpresa.
De hecho, en cuanto a la forma, "The Sonata" opta por basarse en ingredientes muy básicos para estar en la línea de las películas a las que quiere homenajear, pero aunque esto funciona endiabladamente bien para sus efectos visuales y su atmósfera, la fórmula falla a la hora de trasladarse al contenido y « The Sonata » resulta predecible de principio a fin.
El panorama no es del todo desolador, pero las pocas cualidades que se pueden encontrar se ven siempre contrarrestadas por sus limitaciones. La relación entre la heroína y su agente funciona e incluso resulta sólida al final (sobre todo porque los actores no están nada mal para hacerla creíble), pero los entresijos de este dúo de padre e hija sustitutos parasitados por lo sobrenatural parecen conocidos de antemano. El envoltorio musical de la película debe estar a la altura de un filme con tanto mensaje (el final cumple su promesa en este sentido), pero « The Sonata » acaba saturando nuestros oídos con la omnipresencia de la música para acompañar cada movimiento o estado de ánimo de sus personajes. Por último, no cuentes con una buena cuota de suspense para compensar todo esto. Una vez más, aparte de su atmósfera, la película ofrece lo mínimo en cuanto a manifestaciones sobrenaturales, que oscilan entre lo ordinario y lo no tan feliz. Me habría gustado elogiar « The Sonata » sólo por su éxito visual, dado lo prometedor que resulta, pero por lo demás, y aún con su corta duración, la propuesta de la película no tiene a todas luces la fuerza suficiente para arrastrarnos con ella.