No importa cuántos balazos reciba, el cine del oeste es esa clase de género que, al igual que su eterna figura del pistolero implacable, siempre encuentra la forma de volver a levantarse. Buena prueba de ello es que todavía siguen apareciendo títulos como 'Comanchería', un western moderno donde los ecos más clásicos del género logran resonar sobre las preocupaciones de la sociedad actual. Las huidas a caballo se sustituyen por persecuciones en coche, pero se mantienen los atracos a bancos, la estética polvorienta y esa romántica visión del dúo de forajidos, a menudo envueltos en cierto halo de fatalidad inevitable, que siempre parecer estar en lucha constante contra el destino. Se respira un visible tono de buddy movie que encuentra su núcleo en la particular relación existente entre Toby y Tanner, dos hermanos que se dedican a realizar pequeños robos pero de una manera poco usual, sin usar la violencia y evidenciando una preocupante torpeza que dará lugar a escenas lo suficientemente absurdas como para destilar un marcado tono de humor negro.

Un enfoque bastante rupturista con respecto al western tradicional donde, en lugar de dibujarse una imagen heroica de los protagonistas, se nos muestra un perfil mucho más humano, imperfecto —rozando el patetismo por momentos— y que nos deja claro que no estamos ante unos bandidos al uso. Ambos tienen razones de peso para hacer lo que hacen y, dejando de lado el debate sobre si sus métodos son o no éticos, lo cierto es que consiguen plantear un interesante escenario donde ni los buenos —aquí encarnados por un fantástico Jeff Bridges como el Ranger Hamilton— son tan buenos ni los malos tan malos. Las consecuencias de la crisis financiera afloran en el áspero retrato de una Texas más desértica y desolada que nunca, triste imagen del abandono al que parece condenada la América profunda y oscuro reflejo del lado menos amable del sueño americano. Un tenso y reflexivo western crepuscular, de impecable factura técnica y clara crítica social, que ningún nostálgico del género debería perderse.

Una agradable sorpresa, me ha gustado; está bastante bien la trama , las interpretaciones...

Buen western moderno, que no abundan, con unos diálogos que me han parecido geniales y unas interpretaciones muy buenas y contenidas. Al final es una crítica contra el sistema, una historia donde nadie gana, todos tienen algo que perder, y se lucha contra causas perdidas. La banda sonora y la fotografía también aportan su granito de arena.