Cenicienta es la segunda princesa que nos presentó Disney, y se conserva bastante bien para estar a punto de cumplir nada menos que 75 años. Otro clásico donde los haya, una historia que en mayor o menor medida seguro que todo el mundo conoce, basada en un cuento de Charles Perrault, y la primera en estrenarse tras la Segunda Guerra Mundial, al menos de las más famosas.

En realidad me choca que ya la llamen Cenicienta desde el principio, se supone que no llega a serlo hasta más adelante, cuando es la sirvienta de su madrastra y sus hermanastras y termina, obviamente, cubierta de ceniza. Pero bueno, la historia es la misma, se queda huérfana y se ve obligada a ser la esclava de tres arpías que sólo le tienen envidia y son más malas que el veneno. Pero, como es costumbre en Disney, hay animalitos adorables que la ayudan, entre ellos unos ratoncitos monísimos liderados por Jaq, aunque mi favorito siempre ha sido Gus Gus, desde que le ponen la ropita. Mientras tanto, el rey busca esposa para su hijo y organiza un baile. Lágrimas, hada madrina, carroza, zapato de cristal... El resto es historia.

Siguen siendo otros tiempos y Cenicienta es bastante sumisa, aunque no es tan inocente como lo era Blancanieves, tiene carácter y lucha por lo que quiere, aunque siempre se termine llevando palos. Tiene todo el aire a cine clásico, algunas partes me recuerdan a cuando veía las películas de Sissi, que me gustaban mucho y son de la misma época más o menos. También sigue la tradición del enamoramiento a primera vista y vivieron felices y comieron perdices cuando no se conocen de nada, hasta el punto de que ni sabemos el nombre del príncipe, pero a quién le importa, si es totalmente secundario, prácticamente ni abre la boca en toda la película.

Como es habitual, tiene algún mensaje, lo mala que es la envidia, que hay que ser bueno y te pasarán cosas buenas... O algo así, ya sabemos que en estas películas es todo demasiado bonito y optimista, pero no deja de ser un cuento de Disney, otra cosa sería si nos fuéramos a la historia de la que parte, que era mucho más oscura. Pero aquí venimos a ver magia y animales tiernos, y en eso cumple, aunque los valores estén bastante anticuados, pero algunos son atemporales.

Pobre Cenicienta, se pasa más de la mitad de la película maltratada. La mayoría de villanos de Disney tienen al menos un motivo, aunque sea rastrero, pero esta madrastra y sus hijas simplemente le hacen bullying porque les gusta sentirse más que ella (y así se ahorran contratar criadas).

Las escenas de los animales, en especial de los ratones, son divertidas y entrañables. Además, el vestido que hacen es muy bonito, casi me gusta más que el del hada madrina. No es mi película de Disney favorita, pero es bonita, y el final te quita un peso de encima después de tanta injusticia.