
Lena Headey
Ma-Ma
En un futuro cercano, Norteamérica se ha convertido en un páramo asolado por la radiactividad. Una única y gran megalópolis se extiende a lo largo de la costa este: Mega City 1. Esta inmensa y violenta urbe cuenta con una población de más de 800 millones de personas, cada una de las cuales es un infractor en potencia. Los encargados de acabar con el caos e imponer el orden son unos individuos que actúan a la vez como agentes de la ley, jueces, jurados y verdugos. Al frente de ellos está Dredd (Karl Urban), una leyenda viva de la justicia que vive entregado por entero a hacer cumplir la ley. En una misión aparentemente rutinaria junto a Cassandra Anderson (Olivia Thrilby), una juez novata dotada de grandes habilidades psíquicas, se disponen a investigar un homicidio en un peligroso rascacielos de 200 pisos de altura, controlado por el clan de la despiadada Ma-Ma (Lena Headley).
«Cuando la ley es juez, jurado y verdugo, la justicia deja de ser un derecho y se convierte en una sentencia». Una más que preocupante premisa aquí trasladada a la opresiva metrópolis de Mega-City One, último e infranqueable bastión de una civilización en declive donde la separación de poderes, seña inequívoca de todo sistema democrático, recae de manera indivisible en unos pocos individuos —los llamados Jueces— que aplican la ley a golpe de gatillo. Representantes sin rostro de una sociedad fallida a la que nuestro imperturbable protagonista, saltando una vez más de las páginas del cómic a la gran pantalla, tratará de librar de una nueva droga mientras entrena a Cassandra Anderson, una aspirante a Juez con habilidades psíquicas. Personajes opuestos pero también complementarios que, en cierto modo, no hacen sino ejemplificar la encrucijada moral de un mundo decadente, despojado casi por completo de toda su humanidad y en el que la acumulación de poder, pese a sus no pocas —y peligrosas— implicaciones, parece ser la única salida en la interminable guerra contra el crimen.
Oscuros mimbres de una clásica distopía cyberpunk que Pete Travis, partiendo del guion escrito por Alex Garland, utiliza para dar forma a este frenético espectáculo concebido, ante todo —y por muchas lecturas sociopolíticas que pueda esconder—, como una cinta de acción pura y dura. Hora y media de adrenalina en vena repleta de sangre, disparos y frases lapidarias cuyo ultraviolento y vistoso desarrollo, muy en consonancia con los opiáceos efectos de color y cámara lenta provocados por la droga de turno, apenas deja hueco para cualquier atisbo de profundidad o progresión dramática. Es, a fin de cuentas, y al igual que sus arquetípicos personajes, una película directa, cruda y sin artificios innecesarios. Sólida y visceral adaptación del cómic que, aun sin profundizar en la construcción de su extenso universo, logra funcionar tan bien como pirotécnico entretenimiento que, de igual modo, como velada advertencia ante ese incierto —y quizás no tan lejano— futuro que nunca deja de ser, por desgracia, el triste reflejo de lo peor de nuestro presente.
Sin saber nada de los cómics de este personaje y sin haber visto la original, puedo decir que me ha gustado bastante.
Una película de acción dura que no se corta en mostrarnos escenas salvajes y un mundo duro y caótico.
Quizás el único pero que le pongo a la cinta son las actuaciones, que me han dejado algo frio, pero en general es una película que cumple lo que promete, que pases un buen rato viendo como este juez imparte justicia.
En Megacity 1, una inmensa pseudociudad en medio de un mundo distópico y apocalíptico, la Ley (así en mayúscula) es impartida por los Jueces, una especie de policías militarizados que se cargan todo lo cargable y no se andan con chiquitas. Básicamente una fantasía de poder ultra-autoritaria y directamente neofacista en medio de una sociedad que se cae a pedazos y donde es delito cualquier cosa, desde asesinatos a tráfico de drogas, pero también la mendicidad, por ejemplo.
Adaptación de los cómics del juez Dredd, que no he leído ni tengo interés pero conozco más o menos de qué va la vaina y, por lo que he leído, se trata de una franquicia muy amplia y complicada donde ha habido líneas e historias más puramente fascistoides que abrazan los aspectos más turbios del mundo y el personaje y otras mucho más críticas con el sistema. En la película se inclinan por una versión digamos más o menos de antihéroe superheroico al más puro estilo Batman en Gotham, donde Dredd es un Macho McMacho duro muy duro experto en impartir justicia. Aunque no vi la anterior adaptación cinematográfica, estoy segura de que Karl Urban tiene que mejorar sí o sí al Dredd de Stallone, a pesar de que tampoco requiere mucho interpretativamente porque es un personaje muy unidimensional. La jueza Anderson (que aquí es la novata que se lleva Dredd en su primera misión) también cumple dando, quizás, un aspecto más "humano" al dúo y representando la existencia de mutantes en este universo con sus poderes psíquicos.
A pesar de que el mensaje de Dredd es nulo porque se limita a "tenemos que ser duros muy duros y cumplir la justicia porque el mundo es duro muy duro" y todo son explosiones y violencia, su gran acierto es que como película de acción es un obús. Hora y media frenética en la que no dejan de pasar cosas, casi totalmente localizada en un edificio de muchos pisos que es la guarida de una poderosa narcomadre y jefa de uno de los clanes más violentos de la ciudad. La villana es otro de sus puntos fuertes, con una gran Lena Headey. Además, visualmente está curiosona, consigue algunas escenas muy llamativas en cámara lenta aprovechando los efectos de la droga slo-mo.
No le voy a pedir que me dé algo distinto a una historia como Dredd, pero la realidad es que no he parpadeado y, si buscas una peli de acción, tiros y muy poco margen (y necesidad) para pensar, Dredd puede ser una gran elección. Porque empieza, meten el turbo y no paran hasta que acaba.
por cierto creo que el director se inspiro un poco vastante en redeada asesina, peroooo esta muy bien fiel al comic y supera por muchísimo a la de mi adorado Sly
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