No os voy a engañar: 'Kill la Kill' es esa clase de anime que empieza de una manera tan frenética, caótica y alocada que hace que muchos lo abandonen tras sus dos primeros episodios y que otros tantos lo cataloguen como un producto tonto, tópico y con exceso de fanservice en forma de chicas ligeras de ropa. Sin embargo, el punto de vista puede cambiar bastante una vez que la historia avanza y, sobre todo, una vez que descubres que el encargado del proyecto fue el mismo que el del mítico anime 'Tengen Toppa Gurren Lagann', con el cual comparte muchas más similitudes de las que podría parecer a simple vista.

Si 'Tengen Toppa Gurren Lagann' era una parodia del género mecha llena de humor absurdo y peleas cada vez más exageradas, 'Kill la Kill' vendría a ser lo mismo pero para el género shonen estudiantil, centrándose especialmente en ridiculizar esas series en las que los personajes femeninos acaban peleando entre sí mientras llevan trajes con una preocupante escasez de tela. No obstante, 'Kill la Kill' no se limita a poner todo el foco sobre la parodia y la exageración, sino que sabe utilizar muy bien sus ideas para construir una buena historia que pueda satirizar sobre ciertos conceptos y, al mismo tiempo, mostrar cómo perfilar a un buen grupo de personajes sin tener que recurrir simplemente a sus atributos físicos. Esto se aprecia de manera especial en las mujeres, principales protagonistas de una historia en la que acabarán luchando de igual manera contra sus rivales que contra todos los tópicos y prejuicios que se pongan en su camino.

Y sí, efectivamente 'Kill la Kill' no deja de ser una locura constante llena de combates exagerados, situaciones surrealistas y chicas ligeras de ropa, pero todas esas situaciones encuentran siempre su justificación dentro del universo de una serie que, por encima de todo, casi nunca se toma nada en serio y se ríe de todo aquello que sea posible. El absurdo llevado al nivel de épica satírica. Eso es 'Kill la Kill'.