Crítica de Paranoia Agent por Sandris

Nos pasa a veces (quiero creer que no es solo una enfermedad mía) que nos obsesionamos con un director, un escritor o un grupo que nos fascina y queremos ver, leer y escuchar todo lo que han hecho en su vida. Esto es lo que me ocurrió a mí recientemente con Satoshi Kon sin ser nunca consumidora habitual de este tipo de cine de animación y mucho menos de los animes propiamente dichos. En su serie ‘Paranoia Agent’, el título hace honor a lo que veremos en pantalla continuamente: una paranoia colectiva que comienza con el avistamiento de un chico joven que se dedica a reventar cabezas a diestro y siniestro con un bate de béisbol (lo típico vamos). Poco a poco, este criminal comienza a sentirse más y más seguro de sí mismo aumentando los crímenes y, por ende, las víctimas. Sueño y realidad, fantasía y existencia son las dualidades que se adueñan de esta historia provocando que la confusión nos deje noqueados. Como siempre, lo más destacable en todos los productos que llevan la marca de este guionista y cineasta, es la construcción de los personajes mostrándonos a unos seres humanos imposiblemente imperfectos, encerrados en sí mismos y con una sensación de extrañamiento vital bastante acentuada. Su punto en común son sus ansias por ser libres de las ataduras laborales, sociales e inclusive mentales que los oprimen, realizando así una crítica social feroz hacia el consumismo, la explotación y la histeria colectiva ante las noticias más morbosas.
Por momentos no sabía ni qué era lo que estaba viendo, pero no os dejéis llevar por la falta de linealidad o de claridad constante, es una gozada visual y sensitiva que explora como pocos la psicología humana en su máximo esplendor.

El cerebro de Satoshi Kon no era de este mundo.