Crítica de Modern Family por Obscuritas

Seguramente como muchos, cuando veía esta serie era cuando encontraba algún capítulo por Neox. No seguía la historia como tal, los veía salteados, pero siempre me quedaba a verlos porque me gustaba y me hacía gracia. Entonces decidí verla completa, desde el principio hasta el final, y me di cuenta de lo que me había estado perdiendo. Me seguía haciendo gracia, por supuesto, cómo no reírme con las locuras de Phil y Luke, por ejemplo, pero también es algo más, es una canción de amor a la familia, a cualquier tipo de familia, y los mensajes que encierra cada capítulo no hacen sino reafirmarse con esas reflexiones finales que tanto me gustan. Y es que tal vez yo no haya seguido la serie durante 11-12 años, la he visto en unos meses, pero los he visto crecer, sobre todo a los más pequeños, y me he reído con ellos, he llorado con ellos, me he preocupado, me he alegrado, me he sentido muy orgullosa de ellos en algunos momentos y me he emocionado, los he sentido como mi propia familia y les he cogido mucho cariño. Es cierto que llega un momento en el que se alarga demasiado y pierde cierta frescura, las últimas temporadas se me han hecho un poco cuesta arriba, pero en el fondo sigue teniendo la misma esencia. Y al margen de que los capítulos se vean bien por su duración, como cualquier sitcom, y sea de las que te pones cuando te apetece algo ligero para no pensar demasiado, era la que me ponía cuando no me sentía bien por cualquier motivo, esos días de bajón, porque siempre consigue hacerme sentir bien, es de esas historias que te dejan una buena sensación en el cuerpo y una sonrisa en la cara, incluso si no te ríes a carcajadas. Así que, aunque podía haber terminado dos o tres temporadas antes, me alegro de haberle dado una oportunidad y de haber seguido las aventuras de la familia Pritchett-Dunphy-Tucker, y no he podido evitar soltar la lagrimita cuando se ha terminado. Hasta siempre, Modern family, nos seguiremos viendo en Neox.