Crítica de American Horror Story por MrPenguin
Redactada:
2024-11-10
'Bienvenidos a Briarcliff'. Bienvenidos a la segunda temporada de 'American Horror Story' y, con ella, y tal y como nos vaticinaba dicho título al comienzo de su primer episodio, al sanatorio mental más terrorífico del condado. Al lugar cuyos siniestros pasillos, testigos silenciosos de todo el dolor allí recogido, albergan los más atávicos horrores concebidos por la imaginación humana. Algunos, desde su condición de miedos racionales, anclados a varios de los males más detestables de la sociedad; otros, ajenos a todo cuanto nuestra mente es capaz de comprender, ligados al terror en su forma más pura y primigenia. Todo tiene cabida entre los claustrofóbicos muros de tan aciaga institución y, del mismo modo, en una temporada que una vez más, y como ya hiciera su predecesora, vuelve a apostar por el homenaje referencial y la conjunción de tantas ideas, influencias y posibilidades como le sea posible, solo que ahora, y haciendo un alarde todavía mayor de libertad creativa, reformulándolas en una historia en la que siempre hay hueco para nuevas y retorcidas sorpresas.
Un escenario de auténtica pesadilla cuya inquietante atmósfera, tan intensificada por el aspecto narrativo como por el meramente estético, será el catalizador perfecto para que cada personaje, independientemente de la razón que le llevó a Briarcliff, realice su particular descenso a los infiernos. Todos ellos tendrán su momento, su desarrollo —lo de Sarah Paulson, Lily Rabe y Jessica Lange en ese sentido es espectacular— y, sobre todo, un camino que recorrer y por el que irán dejando buena parte de sí mismos. Ninguno volverá a ser el mismo que era al principio, reforzando así el extraño poder que el sanatorio ha ejercido en sus vidas y culminando en un fantástico tramo final que, salvo algún pequeño bajón de ritmo en sus últimos capítulos, logra dar un cierre más que redondo a cada historia. Una absorbente galería de horrores a medio camino entre el drama psicológico, el horror sobrenatural y la crítica social que lo tiene todo para atraparnos en su macabro universo y llevarnos, como a muchos de los inquilinos allí recluidos, a la locura más absoluta.
Un escenario de auténtica pesadilla cuya inquietante atmósfera, tan intensificada por el aspecto narrativo como por el meramente estético, será el catalizador perfecto para que cada personaje, independientemente de la razón que le llevó a Briarcliff, realice su particular descenso a los infiernos. Todos ellos tendrán su momento, su desarrollo —lo de Sarah Paulson, Lily Rabe y Jessica Lange en ese sentido es espectacular— y, sobre todo, un camino que recorrer y por el que irán dejando buena parte de sí mismos. Ninguno volverá a ser el mismo que era al principio, reforzando así el extraño poder que el sanatorio ha ejercido en sus vidas y culminando en un fantástico tramo final que, salvo algún pequeño bajón de ritmo en sus últimos capítulos, logra dar un cierre más que redondo a cada historia. Una absorbente galería de horrores a medio camino entre el drama psicológico, el horror sobrenatural y la crítica social que lo tiene todo para atraparnos en su macabro universo y llevarnos, como a muchos de los inquilinos allí recluidos, a la locura más absoluta.
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