Wolf Hall

Un consejero de Enrique Vlll hace y deshace a su antojo en la etapa monárquica inglesa mas coñazo de la historia.

Ha sido como tragarse una radionovela de los años 40 en un cuarto iluminado por una vela. Una vez finalizada me he tenido que sacudir la caspa y las telarañas que se me han ido acumulando encima.
Al parecer entre las dos temporadas han pasado nada menos que 9 años, imagino que para pulir el guión, o más probable, que el guionista se quedase irremediablemente dormido al ir repasando lo escrito con anterioridad, así durante 9 añazos.

La serie tiene la capacidad de dilatar el espacio-tiempo y aunque cada temporada conste de 6 episodios (12 en total) la percepción real es de haber estado delante de la pantalla el equivalente a un par de meses.
También reseca las córneas con su vestuario, que huele a moho solo con verlo, y algunas escenas con croma donde los actores permanecen estáticos soltando texto a cholón que dan auténtica vergüenza.

Cansina como ella sola, los actores la tratan con la solemnidad de estar interpretando Shakespeare, cuando en realidad toca temas tan candentes como "el rey no sabe meterla", "tengo una carta sellada del rey y tú no", "deseo casarme con mi prima segunda", "este anillo me lo regaló el cura de una abadía", "mira que polainas más guapas", "hoy he rezado a tope".

Por destacar algo, la comicidad de las escenas del consejo del rey en las que 4 viejos decrépitos, se calientan con la retórica hasta llegar a las manos, haciendo aspavientos embutidos en esos trajes con pieles, mallas y sombreritos ridículos, haciendome sonrojar al descubrirme gritando "mátalo cromwell, saca el bardeo cagüendios!". En fin.

Deberían dar un título nobiliario a todo aquel que la termine sin bostezar ni una vez.
Ya os digo que no es mi caso.