Uno empieza ya a peinar canas y cuando se pone a recordar las series que emitían en Disney Channel cuando era niño, eran series que alentaban a la creatividad pero que expandían el universo de este, dando momentos divertidos, películas posteriores o personajes inolvidables. Estamos hablando de series como “Chip y Chop”, “Patoaventuras” o la “Tropa Goofy”. También aparecían series que daban pie a un nuevo mundo con constantes referencias al mundo Disney pero que en algunos momentos no les importaba alejarse de este, como son el caso de “La Banda del Patio”, “Pepper Ann” o la serie que nos concierne. “Gargoyles” se convirtió en un referente de la época en lo que respecta a historias lineales, con algún que otro apartado episódico, con grandes interpretaciones y un apartado de desarrollo de la historia que muchas envidiarían. Greg Weisman creó esta serie que, con el paso de los años, se convirtió en una serie de culto.

“Gargoyles” nos cuenta la historia de Goliath, una gárgola de más de 1000 años que se convirtió en piedra y despierta en la Nueva York de los años 90 con la ayuda de otras gárgolas, allí descubre a Elisa, una detective que es salvada gracias a Goliath, mientras investiga a Xanatos, un excéntrico multimillonario que intenta buscar la inmortalidad a través de los diferentes mitos y uno de ellos fue despertar a las gárgolas de su letargo. Descubren que, durante la noche reviven, pero en una época que les desconcierta ya que no es la que vivieron. Así comienza una historia que, con una mecánica similar a “X saved the day”, consigue atraernos a un mundo en el que la fantasía persiste y que las cosas no siempre son lo que parecen. Y que presenta un fuerte mensaje de inclusismo, en el que debemos aceptar lo y al diferente y esto era en los 90, ahora ya ni te cuento…

Las gárgolas siempre fueron tratadas como guerreros en un mundo en guerra y acabaron convirtiéndose, en el S. XX, en defensores de la paz. Pero estas criaturas no estarán solas. Y es que hay personajes que esconden un pasado mucho más profundo e historias que bien saldrían de los libros de fantasía de niños. Y es que se abre paso entre mitologías clásicas, celta, nórdica, azteca… ampliando el universo a todo tipo de criaturas y sabidurías. La serie no gozó de un buen seguimiento y Disney llegó a pensar en su cancelación debido a que no vendía lo suficiente como sí hacían otros productos. Y esta es una de las razones por las que a veces achaco a ciertos estudios que aseguran que algo es eficiente si vende. Vender no implica que genere beneficios. Genera más beneficio a largo plazo que una serie se vea y no solo el merchandising.

Y en el apartado interpretativo, esta serie se merece todos los calificativos. Presenta personajes muy redondos, villanos bastante conseguidos y un reparto coral en el que destacan Keith David, Jonathan Frakes o Jim Cummings, grandes intérpretes que hicieron de su voz a grandes personajes en la década de los 90. Uno de los defectos que presenta es que su creador dejó la serie cuando se encontraba en su mejor momento y da la sensación de que parece más una cancelación que un final, y es que hay algunos cabos sueltos que no llegaron a cerrarse. Y otro gran problema es que no es una serie que haya envejecido bien, y es que Disney no ha sido capaz de remasterizar la serie como sí ha hecho con otras de la época. Y eso que es una serie que sirvió de inspiración para otras posteriores como Amphibia, The Owl House o Gravity Falls. En definitiva, una serie de café para muy cafeteros que no deja indiferente a nadie, y que dejó en Disney una gran idea para abrir nuevas historias alejadas de sus películas originales, generando múltiples posibilidades. Y si sientes peligro, a lo mejor alguna gárgola te podrá salvar. “We are defenders of the Night. We are Gargoyles.”