Cualquiera que haya visto 'The Tatami Galaxy' sabe que su universo, pese a su aparente sencillez argumental, tenía todo el potencial necesario para dar lugar a un sinfín de posibilidades a explorar. No en vano, ya tuvimos una secuela espiritual en forma de película con 'Night is Short, Walk on Girl', y ahora, doce años después del estreno del anime original, nos llega 'The Tatami Time Machine Blues', otra secuela que nos vuelve a demostrar lo rico y maravilloso que es el microcosmos creado por Tomihiko Morimi. La serie, ambientada esta vez en una línea alternativa a la de 'The Tatami Galaxy', vuelve a situarnos en el tercer año académico de nuestro anónimo protagonista, concretamente en la sofocante época estival del verano japonés. Su todavía anhelada "vida universitaria de color rosa" sigue escapándose de sus manos y, por si fuera poco, su "amigo" Ozu deja inutilizado el mando a distancia del aire acondicionado, desencadenando así una serie de disparatados eventos —viajes temporales incluidos— que sumergirá a todos en una trepidante carrera contrarreloj para intentar salvaguardar la integridad del espacio-tiempo.

Y sí, puede que el tema de las máquinas del tiempo esté ya quemadísimo, pero si hay algo que no se puede decir de 'The Tatami Time Machine Blues' es que sea una historia corriente. El anime, aun sin contar esta vez con Masaaki Yuasa en la dirección, no solo logra conservar el característico humor absurdo de la obra de Tomihiko Morimi y el carisma de sus personajes, sino que, además, consigue mantener una asombrosa coherencia en la enrevesada red de paradojas temporales que conforman su trama. Sí que es cierto que se pierde ese maravilloso y alocado estilo narrativo que solo Yuasa posee, pero la serie tiene la suficiente magia como para funcionar perfectamente por sí sola y se convierte en una divertida, delirante y recomendable aventura que ningún amante de 'The Tatami Galaxy' —o de los viajes temporales— debería perderse.