Críticas de La ciudad es nuestra

Buena serie, Nos abre los ojos sobre como funciona el tema policial en muchas partes de Estados Unidos, solamente por eso merece la pena ver la serie.

Por mucho que se diga, no todos los hijos son iguales, a unos se les exige más que a otros, con los artistas lo mismo, no te sientas a ver una serie de los "The Wire" con los mismos ojos que de, bueno, de cualquier otro, porque de los mejores las comparaciones siempre serán a peor.

Es una subtrama poco interesante de la peor temporada de The Wire.

A nivel técnico, marca de la casa todo, actuaciones, montaje, BSO, el gran hándicap es que ya hemos visto esto, mejor y más grande, imagino que el caramelito de los hechos reales era demasiado goloso como para dejarlo escapar al cronista de las pocilgas de Baltimore.

La Ciudad es Nuestra, o We Own This City, es una mini serie en la que nos narran la investigación sobre la mala praxis que deriva en un excesivo número de quejas sobre la policía de Baltimore, y tras unas cuantas detenciones, nos cuentan por medio de flashbacks y testimonios cuán villanos (o no) son realmente los policías.

Al final es una serie que nos muestra sobre todo los métodos de un policía en concreto (el personaje de Jon Bernthal, que debo decir que este papel le va como anillo al dedo), y los valores y rutinas que les inculca a los que trabajan con él.
También nos muestra cómo un sistema (ya sea el policial, o el que sea), se puede adulterar cuando vas poco a poco escondiendo la basura, al final esa tendencia se convierte en costumbre, y hasta se normaliza.

Es una serie muy HBO, pausada, con interpretaciones más que notables y con un resultado con ese sello de calidad que esta cadena de pago pretende meterle a todas sus series y que no siempre les funciona, pero aquí sí.

Se nota que HBO ha querido volver a apostar por él y él nunca nos defrauda. No es una persona que sea bastante querida desde el punto de vista audiovisual por ser realista, certero y, sobre todo, por poner el foco en una sociedad cada vez más polarizada en la que el respeto no siempre consigue llegar a lo que se espera en una sociedad avanzada. David Simon (The Wire, Treme, The Corner) regresa a las series de televisión con esta nueva historia centrada en uno de sus lugares que le convirtió en uno de los mejores guionistas: Baltimore.

La historia se centra en los años más actuales a través de la creación y disolución del gremio GTTF (Gun Trace Task Force), en busca de dar más respuesta a una crítica social que al hecho en sí. Baltimore no es precisamente uno de los lugares más pacíficos de la tierra de las armas y la religión y eso la convierte más en un centro de crítica que de cualquier otro tema. Será también que ha pesado el motivo por el que surge esta serie, y es por un libro escrito por el periodista de "The Baltimore Sun" Justin Fenton. Creo que hay muchas cosas que se puede criticar sobre la historia, como su no-linealidad en la historia y su excesivo uso de flashbacks. Pero consigue traernos un guion sólido centrado en la corrupción, la lucha de poder y en una crítica social que siempre caracterizan a las series de Simon, esta vez con la ayuda del director de la película "King Richard", que a veces, no llega a sorprender tanto como se esperaba.

La realidad de esta historia viene concebida a partir de uno de los casos más duros de la historia de EEUU y que todavía sigue sin resolver. Antes del caso George Floyd, que se viralizó por el momento en el que nos encontrábamos, ocurrió en 2015 uno de los momentos más controvertidos de la historia reciente, y fue el asesinato de Freddie Gray. Esto llevó a un clima bastante crispado en la ciudad y dio pie a muchos enfrentamientos, conflicto social y, sobre todo, abuso de poder.

"We Own this City" nos muestra esa idea de que, siendo la Ley, puedes hacer el uso que tienes de ella para lucrarte y sacar el mayor provecho a una situación de injusticia haciendo uso de la corrupción interesada y con el beneplácito de algunos superiores políticos. David Simon siempre ha mostrado un cuerpo de Ley que no siempre es lo que nos pintan y tiene más grietas que una casa abandonada. Pero que por esas grietas siempre entra esa luz de esperanza. Ese detalle realista que es querido por muchos, a otras personas no le parece lo más certero pero consigue atraer a crítica y espectadores por lo que significa. Tenemos un reparto que consigue atraer toda la atención en los aspectos más importantes de la serie: La Policía, con Wayne Jenkins (Jon Bernthal), Sean Suiter (Jamie Hector) y Daniel Hersl (Josh Charles); El Departamento de Justicia con Nicole Steele (Wunmi Mosaku), y la política con los jefes de policía y los políticos.

No es la mejor serie que ha hecho David Simon pero es que consigue atraer un tema que, con los casos recientes en EEUU, se ha vuelto mucho más candente. HBO siempre ha apostado por el realismo en muchas de sus historias y consigue ganar adeptos por lo que hace. David Simon es, y será, uno de los mayores creadores que ha habido en la historia de la Televisión. No os esperéis un The Wire 2.0, no lo necesita. Consigue volar con sus defectos y sigue siendo una gran serie.

David Simon vuelve a su Baltimore natal que tantas alegrías le ha dado con 'The Wire' para situarnos en el lado oscuro de la ley, para asentarnos en el meollo del racismo institucional y sobre todo policial de los Estados Unidos de América. En 'We own this city' encontramos lo mejor del guionista como el cuidado por cada detalle, los guiones sólidos como el cemento, los personajes complejísimos y las tramas de radiante actualidad; pero así como esta miniserie tiene muchos puntos fuertes para ser una de las apuestas del año también sufre de ciertos elementos que a mí me dejan bastante indiferente. Me ha sido imposible empatizar con ninguno de los personajes de la historia, unos por ser unos policías corruptos hasta la médula y otros por no transmitir el sentido de justicia necesario para limpiar la ciudad de los delincuentes a pie de calle y los que ocupan sus comisarías. La historia va de más a menos de forma alarmante dejando una sensación agridulce por lo que podría haber sido. A mi modo de ver, su mejor baza consiste en la denuncia constante y sistemática del racismo que propagan los jefes de autoridad de la ciudad arrestando, apalizando, robando, denigrando e incluso asesinando a ciudadanos afroamericanos desarmados, culpables de delitos menores o que simplemente pasaban por ahí.

Una miniserie que mete el dedo en la llaga sangrante de la herida norteamericana con unos policías dueños del mundo que no ven más allá de su placa y desgraciadamente de sus armas. Merece la pena deleitarse con este festival de las miserias humanas, pero está muy lejos de los mejores trabajos de Mr. Simon.