Crítica de Yo me encargo de la cerveza por Calibibi

Después de Green Book me había cambiado el concepto Farrelly totalmente, aquello me dejó en fuera de juego. Por eso aquí no sabía a que me enfrentaba.

Y al empezar todo era como antes, disparatado, absurdo, y es que había una historia real que animaba al instinto Farrelly más profundo, al de Algo pasa con Mary, o 2 tontos muy tontos. No había nada que pensar, solo dejarse llevar, resulta increíble que alguien lleve cervezas a sus colegas en el frente, en plena guerra de Vietnam, con armamento nuclear y todo aquello, pero es que pasó de verdad, hay gente para todo.

Pero Efron no ayuda, no tiene el nivel de Jim Carrey o Cameron Díaz, y aquí le tocaba tirar del carro a el sólo. Además se nota que el año 67 le queda muy lejos, y no sabe dónde anda, y que el bigote como único atrezzo se queda corto, está fuera de su tiempo por completo, no me convence, no me lo creo.
Y entonces cambia el ritmo, por completo.

Aparece Russel Crowe, es el detonante, pero no es por él, cambia el enfoque, el mensaje, ya no es de reír, ya nos ponemos serios. Ya la cerveza da igual, lo que cuenta es la crítica, la denuncia de lo que pasaba, vale que visita todos los "lugares habituales", que resulta previsible, que es tendenciosa o incluso manipuladora, y los efectos dejan que desear, pero empiezas a tomártela en serio, y mejora, mucho.

Su gran acierto es ese volantazo, quizás inesperado, y la banda sonora por supuesto, gran selección de canciones de Dave Palmer, pero elegir canciones de los mejores años de la historia de la música tampoco tiene tanto mérito.
Es divertida, se deja ver.