Crítica de Un día de locos por gjulo

Estrenado en 1994 y dirigido por Nora Ephron, este remake copia inevitablemente todas las secuencias del original (Le père Noël est une ordure). Mientras que la original francesa es una buena comedia de humor surrealista y mordaz con una mirada europea que no le importa tratar la mezquindad de los personajes, la versión americana la sanea y cambia el final, lo que es lo único realmente nuevo de la película. Así, el excéntrico Steve Martin sustituye con energía a Thierry Lhermitte, quitándole paradójicamente la flema al actor francés. Lo mismo ocurre con la guapa Rita Wilson, poco creíble como secretaria con mala leche como era Anémone, mientras que la pareja Juliette Lewis/Anthony LaPlagia (en sustitución de Marie-Anne Chazel y Gérard Jugnot) lucha por ser vista como una pareja de perdedores. Sólo el discreto Liev Schreiber y la excelente Madeline Kahn suceden brillantemente a Christian Clavier en el papel de Chris, el travesti abandonado por todos, y a Josiane Balasko en el de la señora Munchnik, abandonada en la escalera mecánica. Destaca la ausencia del Sr. Preskovic, el molesto vecino inmigrante, sustituido por un joven inquilino melómano (interpretado por Adam Sandler). Y si el humor negro está más o menos intacto, es mucho menos mordaz, como lo demuestran los diálogos mucho menos crudos e inventivos. Una pena. Aunque este remake nunca, jamás, podrá acercarse al original, podemos resaltar el esfuerzo de reescritura de Nora Ephron, que nos regala un final mucho más grandilocuente (y conmovedor), pero también lamentaremos, el humor más sobrio y la personalidad de los personajes que ahora son menos desagradables. Una película muy por debajo del original, pero que sigue estando bien para un público americano.