Redactada: 2025-07-06
“The Boy” es una buena película. Una película de terror con un final bastante sorprendente y bastante agradable, subtitulada también como thriller psicológico. La historia de una joven estadounidense que acepta un trabajo como niñera en un pequeño pueblo inglés para huir de un pasado doloroso. Sin embargo, pronto se enfrenta a una gran sorpresa cuando descubre que el niño de 8 años al que debe cuidar no es más que un muñeco de porcelana, al que la pareja trata como si fuera un niño de verdad. El comienzo es ridículo y, al igual que la actriz principal, casi nos da risa, pero el resto de la película es bastante buena y sorprendente.
La obra se suma a la moda de las películas de terror en las que cobran vida muñecos o marionetas que se supone que son inofensivos. Pensamos especialmente en “Chucky” o, más recientemente, en la decepcionante “Annabelle”. Sin embargo, el final nos ofrece una resolución muy diferente a la de estas dos películas, lo que aporta cierta originalidad al guion, que nos sorprende gratamente, y me ha gustado el giro que da la trama. La primera mitad de la película evoca un cuento de Hoffmann basado en el terror que provoca el miedo a ver cómo un juguete cobra vida, la angustia de ver cómo lo inanimado se anima. Un divertido hallazgo de esta excelente película de terror.
La película nos asusta, pero al final también cuenta una buena historia. Se respira un buen ambiente en esta mansión inglesa aislada. Habrá momentos de tensión, angustia y sobresaltos, porque sí, la película da miedo.
La banda sonora de Bear McCreary es bastante buena en su conjunto.
El director, el poco conocido William Brent Bell, firma aquí su quinto largometraje y nos ofrece una buena realización general con buenos planos. Su reparto es muy bueno, ya que Lauren Cohan, lejos de ser una tonta es especialmente convincente, Rupert Evans está muy bien y los misteriosos Jim Norton y Diana Hardcastle también están muy bien.
Escalofríos garantizados con este chico.
La obra se suma a la moda de las películas de terror en las que cobran vida muñecos o marionetas que se supone que son inofensivos. Pensamos especialmente en “Chucky” o, más recientemente, en la decepcionante “Annabelle”. Sin embargo, el final nos ofrece una resolución muy diferente a la de estas dos películas, lo que aporta cierta originalidad al guion, que nos sorprende gratamente, y me ha gustado el giro que da la trama. La primera mitad de la película evoca un cuento de Hoffmann basado en el terror que provoca el miedo a ver cómo un juguete cobra vida, la angustia de ver cómo lo inanimado se anima. Un divertido hallazgo de esta excelente película de terror.
La película nos asusta, pero al final también cuenta una buena historia. Se respira un buen ambiente en esta mansión inglesa aislada. Habrá momentos de tensión, angustia y sobresaltos, porque sí, la película da miedo.
La banda sonora de Bear McCreary es bastante buena en su conjunto.
El director, el poco conocido William Brent Bell, firma aquí su quinto largometraje y nos ofrece una buena realización general con buenos planos. Su reparto es muy bueno, ya que Lauren Cohan, lejos de ser una tonta es especialmente convincente, Rupert Evans está muy bien y los misteriosos Jim Norton y Diana Hardcastle también están muy bien.
Escalofríos garantizados con este chico.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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Complejidad
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Sentimiento
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Duracion
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Credibilidad
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Fotografía
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Dirección
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