Redactada: 2023-10-29
En Swallow desde el principio nos presentan a Hunter, su protagonista, como a una niña tontuela e inocente de vida anodina que hace lo que haga falta, incluso quedarse embarazada, para lograr la aprobación de su marido y sus suegros, que la tratan como a tal, cuando no como a un simple complemento.
Esta situación ya resulta incómoda y, antes de conocer su nueva afición, podemos adivinar que alguna mochila trae colgada de antes y que no todo funciona bien en ella.
Leyendo un libro de autoayuda regalo de su suegra, se queda con el consejo de que pruebe cosas nuevas e imprevistas, y no se lo ocurre otra que tragarse una canica, cosa que resultaría imprevista si no fuera por el título, el cartel y la sinopsis de la película, y generaría mayor expectación ante el posterior desarrollo de la trama.
A partir de ahí, le pasa como con las Pringles, que cuando hace pop ya no hay stop, y comienza a hacer colección de todo lo que va pasando por su interior, yendo cada vez a cosas más heavies y dañinas y proporcionando por el camino algún que otro momento no exento de cierta mezcla de humor y patetismo, como cuando se va comiendo el libro mientras lo lee o cuando se mete la tierra en la boca como el que come palomitas mientras ve la tele, qué dentera, por Dios.
Finalmente, ante un inminente e involuntario internamiento psiquiátrico, decide escaparse y termina plantando cara al conflicto que ha ido arrastrando durante toda su vida, hecho que le abrirá una puerta a la posibilidad de crearse una nueva y más saludable vida.
Y antes de acabar, no puedo evitar mencionar el chiste que se me ha ocurrido al verla hacer de anfitriona en la fiesta con la bandeja: Hunter es la compañera ideal para irte de pintxos por el norte, ella se come los palillos, tú el resto y pagáis a medias. Un plan perfecto.
Esta situación ya resulta incómoda y, antes de conocer su nueva afición, podemos adivinar que alguna mochila trae colgada de antes y que no todo funciona bien en ella.
Leyendo un libro de autoayuda regalo de su suegra, se queda con el consejo de que pruebe cosas nuevas e imprevistas, y no se lo ocurre otra que tragarse una canica, cosa que resultaría imprevista si no fuera por el título, el cartel y la sinopsis de la película, y generaría mayor expectación ante el posterior desarrollo de la trama.
A partir de ahí, le pasa como con las Pringles, que cuando hace pop ya no hay stop, y comienza a hacer colección de todo lo que va pasando por su interior, yendo cada vez a cosas más heavies y dañinas y proporcionando por el camino algún que otro momento no exento de cierta mezcla de humor y patetismo, como cuando se va comiendo el libro mientras lo lee o cuando se mete la tierra en la boca como el que come palomitas mientras ve la tele, qué dentera, por Dios.
Finalmente, ante un inminente e involuntario internamiento psiquiátrico, decide escaparse y termina plantando cara al conflicto que ha ido arrastrando durante toda su vida, hecho que le abrirá una puerta a la posibilidad de crearse una nueva y más saludable vida.
Y antes de acabar, no puedo evitar mencionar el chiste que se me ha ocurrido al verla hacer de anfitriona en la fiesta con la bandeja: Hunter es la compañera ideal para irte de pintxos por el norte, ella se come los palillos, tú el resto y pagáis a medias. Un plan perfecto.
Guion
0 ✮
Banda sonora
0 ✮
Interpretación
0 ✮
Efectos
0 ✮
Ritmo
0 ✮
Entretenimiento
0 ✮
Complejidad
0 ✮
Sentimiento
0 ✮
Duracion
0 ✮
Credibilidad
0 ✮
Fotografía
0 ✮
Dirección
0 ✮
Valoraciones en tu crítica:
Todavía no hay comentarios
Comentarios