Crítica de Séptimo por JPQP

Si hay algo que me gusta en un thriller es cuando la acción tiene lugar en una localización reducida, y probablemente pocas localizaciones habrán más reducidas que un único edificio.

Por esto conmigo este film tuvo muchos puntos ganados la mayor parte del tiempo, porque el hecho de que durante la mayoría del metraje los eventos solo ocurrieran en el edificio daba una sensación de claustrofobia mayor.

Con los personajes pasa algo similar, tenemos pocos, y no solo entre principales y secundarios, sino que incluso entre los figurantes quienes, a excepción de las escenas que tienen lugar en la calle, también son un número muy reducido para ayudar a esa sensación opresiva.

Los personajes en general funcionan en su papel aunque evidentemente son Ricardo Darín como Sebastían y Belén Rueda como Delia quienes más destacan, pasando perfectamente la sensación de la desaparición de los niños aunque el giro final da a Delia un aire de frialdad que no cuadra con lo que hemos visto de ella anteriormente, a menos que el personaje fuera una psicópata, cosa que no se nos muestra durante la película.

Sobre los eventos, aunque me gusta la resolución de todo porque tampoco es algo sin sentido con lo que hemos ido visto, va añadiendo toda una serie de red herrings que no tienen una resolución, y quizá el tema del juicio no tenga realmente importancia más allá de un trasfondo para el protagonista, pero el tema de Alberto acosando a la hermana de este se queda en el aire, y hubiera ayudado un par de líneas de diálogo para arreglar este problema .

Otro defecto que tiene el film es que lo habitual en esta clase de películas es el giro final, el problema es que cuando el tema de la desaparición de los niños se resuelve cuando quedan todavía unos veinte minutos de película sabes que va a haber un giro sí o sí y si no habías llegado a la conclusión de cuál iba a ser, acabas llegando en ese momento por ver qué temas quedan por resolverse.

Esto hace que el clímax de la película pierda muchísimo, porque por si fuera poco, cambiamos la tensión de un ambiente claustrofóbico por la tensión de tener que llevar a cabo algo a contrarreloj, que personalmente me suele provocar indiferencia porque pocas veces en esos casos la resolución no es positiva.

Aun con ello, el final no ha deslucido el resto del metraje, porque en sí no es malo, simplemente mediocre, así que para mí ha pesado más toda la tensión que se crea en la introducción y se mantiene a lo largo del nudo, que ese desenlace que se desinfla un poco.