Crítica de October Sky (Cielo de octubre) por Calibibi

"Que se queden con el espacio, nosotros tenemos el rock"
Esta genial frase, expresa una idea que pasaría por muchas cabezas aquel 4 de octubre de 1957. Era el lanzamiento del Sputnik, primer satélite que se lanzó al espacio, y todo el mundo miraba al cielo con fascinación por lo que el ser humano estaba logrando, pero en EEUU, esto supuso una dura derrota en la carrera espacial, porque no lo habían lanzado ellos.

En el poblado minero de Coalwood también están pendientes de lo que supone el lanzamiento del satélite, pero aquí lo real sucede bajo tierra, el trabajo de sus hombres, el sustento de todo el pueblo, el futuro de sus familias, todo depende de la mina, y todo lo demás no importa, salvo a Homer Hickam.
Homer es hijo de John Hickam, capataz de la mina, que por supuesto ve en ella una forma honrada de ganarse la vida sin ningún tipo de peligro, y es el futuro que espera y desea para sus hijos, pero su pequeño no piensa lo mismo y acaba de descubrir lo que quiere hacer con su vida.

Desafiando todo lo preestablecido, también a su familia, trabajando y estudiando duro, superando adversidades, convenciendo a sus profesores y contando con la ayuda de sus amigos, Homer comenzará por la fabricación casera de cohetes, y poco a poco irá quemando etapas. Para saber hasta donde llega tendréis que ver la película.

Es una lástima, porque tenían una buena historia de superación, basada en hechos reales, los propios personajes, vivos muchos de ellos, podían contárnosla, pero llegó la tradicional sensibleria Yankee (especialmente latente en los 90) para echarlo todo a perder y adornar en exceso el metraje.
Dramas familiares, enfermedades, crisis económica, accidentes, todo para hacer brotar la lágrima fácil, todos los ingredientes habituales del cocktail que más les gusta, ¿por qué contar las historias como son si podemos contarlas como nos gustaría que fueran?

Jake Gyllenhaal destaca llevando todo el peso de la película en el que sería su primer papel protagonista, ya se veía que tendría una larga carrera como actor, lo que no esperábamos es que su cara no cambiase un ápice en estos 25 años.
Gran papel también de Chris Cooper como padre tradicional y conservador.
Y espectacular fotografía de las montañas de Virginia Occidental así como la ambientación del poblado y sus habitantes en los años 50.

Un comienzo muy prometedor, que atrapa, pero poco a poco se va saturando de ñoñeria hasta el punto de ser tan dulce que cuesta tragarla.
Al final, nos mostrarán las personas reales detrás de la historia de Coalwood, con lo que les depararía la vida después, y vemos cómo quizás algunos pudieron escapar de una vida dedicada a la mina pero en la mayoría de casos, sus vidas no serían tan "de película"

En cualquier caso, gracias a todos esos visionarios, que dedicaron su vida y esfuerzo a su pasión, que supuso un gran avance para todos, y lo más importante, no tuvimos que elegir entre el rock y el espacio, y pudimos tenerlo todo.