Crítica de Los tres reyes malos por MrPenguin

Seth Rogen y Evan Goldberg, responsables de comedias como 'La entrevista' o 'Juerga hasta el fin', coescriben el guion de 'Los tres reyes malos', una gamberrada navideña donde el oro, el incienso y la mirra de los tres sabios de oriente dan paso a la marihuana, la cocaína y las setas alucinógenas. Justo lo que San José necesitaba para acabar de asimilar lo de su mujer y la paloma. Aunque bueno, lo cierto es que la película no tiene nada que ver con nuestro concepto de Los Reyes Magos (el título original es 'The Night Before') sino con la situación vital que atraviesan Ethan (Joseph Gordon-Levitt), Isaac (Seth Rogen) y Chris (Anthony Mackie), tres amigos que deciden poner fin a su tradición de convertir todas las vísperas de Navidad en noches de fiesta y desenfreno. ¿Y cómo despedir tan noble costumbre? Pues pasando una última y legendaria Nochebuena de desfase que, en cierto modo, viene a simbolizar la aceptación definitiva de la adultez y de las diferentes responsabilidades que ella trae consigo.

Un atípico cuento de Navidad que, pese a lo irreverente de la propuesta, acaba pecando de conformista y de seguir exprimiendo una fórmula que a estas alturas ya tenemos demasiado vista. Es básicamente la clásica combinación de humor de fumetas, bromas sobre minorías y comentarios de carácter sexual que tanto le gusta explotar a Seth Rogen, solo que salpicada además con ciertas dosis de moralina para aferrarse a los códigos propios del género navideño. En ese sentido viene a ser la típica historia de adultos que se niegan a crecer y a dar un paso en sus vidas, pero enfocada a través de un nuevo prisma que intenta, con poco éxito, buscar algo de originalidad dentro del escenario que la Navidad le ofrece. En resumidas cuentas, 'Los tres reyes malos' vendría a ser el equivalente cinéfilo a abrir tu regalo de Reyes y encontrar un par de calcetines de felpa: cumple su función y no hace daño, pero desearías que fuera otra cosa mejor.