Redactada: 2024-03-14
Aquí tenemos un ejemplo de gente con altas miras, capaces de fusionar el pasado y el futuro, la ciencia y la fantasía, el spiz y la cocaína, el tranquimacid y el inistón.

Se trata ni más ni menos que una película de 1983 llevada al celuloide por el afamado director italiano Ruggero Deodato (creador de interesantes películas como La lavadora asesina o Mundo Caníbal)

Esta fantástica creación de 1983 transcurre en un futuro 1994 (algo ya pasado para nosotros). La historia nos transporta a Miami, centro neurálgico de gente rica y matones a sueldo. Para ser sinceros, la gran parte de planos que encontramos a lo largo del film, así como el montaje, dan a entender que al menos hay algo que han decidido cuidar y dedicarle un poco de tiempo (y damos gracias por ello). Se trata de un montaje dinámico y unos planos bien posicionados con información adecuada y no demasiada morralla.

Pero esto es cine cutre, no todo es bonito. Los planos que han sido grabados a bordo de un barco son lo puto peor que podrás ver en la película, al no ser que seas de esas personas enfermas que disfrutan mareándose. Según avanza la película os daréis cuenta de que alguien decidió dejar de realizar el balance de blancos a la cámara y, otro aún más gracioso, decidió dejar de lado el etalonaje para que los contrastes de luz en escenas que ocurren en el mismo lugar sean peor que ver a Espinete mendigando abrazos.

Vamos a la mejor parte, el guión. Tenemos a una encantadora pareja de dos fornidos hombres que entran en un chalet para cargarse a to quisqui y llevarse al dueño en una bonita bolsa blanca y meterlo en el maletero de un coche. Bien, vale, empezamos con acción e intriga, os mola eh? Pues os vais a quedar con las ganas de saber el significado de este inicio, ya que no vamos a volver a saber nada al respeto. Lo único que se mantendrá intacto será la ya citada pareja, que se suben a una lancha motora para darse un voltio. Para el futuro, estos dos se llaman Mike y Mohammed, aunque al pobre Moha le llaman Washington durante toda la película.

En otro lugar, no mucho más lejos, hay una estación en medio del mar en la que estudian el fondo marino y todos sus elementos. Así, como por arte de magia, parece que han encontrado un trozo de piedra que pertenece a la Atlántida, como si nada, y nosotros preocupados porque no sabemos peinarnos.
Ante este descubrimiento no podía quedarse todo normal, no, la tierra empieza a temblar y empieza a surgir una isla en medio del mar (los efectos especiales son fantásticos, de verdad, casi me creo que es real). La feliz pareja de antes acaba juntándose con los de la estación ya que se conocían de antes (si, todo explicadísimo). En esa tierra surgida del mar aparecen unos chavales que la lían pardísima, con unas vestimentas y unas formas de actuar dignas del universo Mad Max.

Estos macarras quieren aniquilar a la humanidad para que los Atlantes (los ciudadanos de la Atlántida y los verdaderos amos del planeta) se alcen en triunfo y hagan prosperar su civilización, por lo que los protagonistas se enfrentan a ellos en unas escaramuzas más mal creadas que el anuncio de KH7 y que intentan representar el infierno de Vietnam.

El final da risa por sí sólo, no se explica nada, se queda todo abierto y se continúan con los efectos especiales denigrantes, todo un lujo
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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