Crítica de La La Land: La ciudad de las estrellas por Obscuritas

Primera escena, primera canción. Porque un atasco enorme, que por lo general sería una escena llena de gente cabreada y soltando improperios, puede ser un buen lugar como cualquier otro para montarse un musical entre todos y buscar un poco el lado amable de la vida y de la situación. Y es una manera muy alegre y colorida de empezar la película, ya te predispone a ello, a pesar de enterarnos enseguida de que estamos en invierno, que cualquiera lo diría. Aunque bueno, como este invierno que estamos teniendo. Y seremos testigos del primer encuentro, breve, entre nuestros protagonistas.

Pero entonces los conoceremos mejor, primero viendo un poco de cada uno por separado hasta alcanzar el mismo punto en la historia. El sueño de Mia es ser actriz, mientras trabaja en una cafetería en Hollywood y va de una audición a otra sin demasiada suerte. Sebastian, por su parte, quiere tener su propio club de jazz, mientras trabaja en un lugar que no le gusta nada y donde no le dejan ser quien quiere ser. Es en ese lugar donde nos daremos cuenta de que no sólo estamos en invierno, sino también en fechas navideñas, aunque no es algo que importe demasiado, ya que la película estará dividida en las diferentes estaciones. No es una película navideña.

Cuando llegamos a ese punto en común ocurre algo que después se retomará, al final, pero que de momento no tiene la menor importancia, más allá de ser otro encuentro entre ambos, igual de breve que el primero, y un detonante como cualquier otro.

Pero el invierno tan sólo sirve de introducción para conocer a los personajes, será en primavera cuando todo empezará de verdad, y esa fiesta, ese pique, me resulta igual de divertido cada vez que veo la película. Y justo después tendrá lugar LA escena, EL baile. A partir de ahí seguiremos la relación entre ambos personajes, la historia romántica que sabemos que tendrá lugar, aunque ella al principio tiene pareja, mientras cada uno sigue persiguiendo sus sueños y animando al otro a seguir los propios, él visitando los platós e interesándose por el cine y ella aprendiendo sobre el jazz e incluso cogiéndole el gustillo. Esa es la parte que más me gusta, cuánto se alegran por los pequeños avances del otro y cuánto se animan a seguir a pesar de todo. Pero claro, llega un momento en el que sus respectivas carreras hacen que no tengan tiempo para su relación, y en algún punto tendrán que tomar una decisión muy importante, porque ¿sus sueños se interponen en su relación o es la relación la que les impide alcanzar sus sueños?

La fotografía es colorida a más no poder, es gracioso ver a la protagonista y sus amigas vestidas como las fichas del parchís, y después todos los atuendos que lleva Mia están también llenos de color. Nos bombardean una y otra vez con colores brillantes, pero también tenemos muchos planos simétricos y fotogramas que son una auténtica preciosidad, igual que ese baile de sombras entre las estrellas, es maravilloso. Me encanta el juego de luces, sobre todo en el club donde trabaja Sebastian, tanto mientras está tocando como cuando Mia entra y le ve, y también al final.

Claro que no podemos olvidarnos de las canciones, porque es un musical. La más famosa es City of stars, la que más se escuchó en su momento, pero también es muy conocida Another day of sun, que es con la que empieza la película. Y hablando de City of stars, la complicidad entre Emma Stone y Ryan Gosling es lo que hace toda la película, ya tienen varias películas juntos y se nota la química que hay entre ellos, y que canten ellos le suma muchos puntos. Y también tenemos por ahí a John Legend, pero no opaca a ninguno de los dos, y mucho menos a ella, que está deslumbrante.

Que esté dividida en estaciones y que empiece en invierno imagino que no casualidad. En invierno todo es frío, ninguno está contento con su trabajo ni con su vida; en primavera florece la relación, esa primera cita inesperada; en verano es cuando sucede la mayor parte de la película, la parte intensa de la relación, cuando se quieren con locura y cuando los dos van consiguiendo poco a poco sus sueños; y en otoño todo se va al carajo, al menos en cuanto a la relación, y al menos por ese año, ya que no nos quedaremos ahí y nos encontraremos cara a cara con el final y con la realidad.

Creo que ese final es lo que puede dividir más a la gente, aunque también dependerá mucho de cómo te pille a ti como espectador, probablemente en distintos momentos y circunstancias lo apreciarás de una manera u otra. La primera vez que la vi, en el cine, me cabreó mucho, pero ahora lo he visto de otra manera y he sabido apreciarlo. Porque a ver, duele que no terminen juntos, pero en realidad la película nunca ha ido de eso, han sido muy importantes el uno para el otro, seguramente de no haberse conocido nunca habrían perseguido así sus sueños, y ese era el cometido que tenían en la vida del otro, porque cada persona que pasa por nuestras vidas lo hace por un motivo y deja una huella concreta, así que en realidad es un final feliz. Pero lo que vemos justo después de ese final me gusta mucho más, es una obra de arte en sí mismo ese final alternativo, lo que pudo ser, sonando Mia and Sebastian's Theme, que es una preciosidad que se repite en varios momentos de la película y que en ese en concreto viene perfecta.