Crítica de Gremlins por MartaPD

No les puede dar la luz, no se pueden mojar y no pueden comer después de las doce de la noche. Pues evidentemente ninguna de estas reglas se cumple y el adorable bichín que recibe el protagonista como mascota se convierte en un montón de pequeños monstruitos que siembran el caos y aterrorizan la ciudad: los Gremlins. Es un clasicazo de los 80 que como buena película ochentera envejece regu en algunos aspectos pero que es bastante divertida entendida como lo que es: una buena peli de humor gamberro para la sobremesa de una tarde navideña.

Gizmo es adorable (y me da mucha penilla casi siempre, sobre todo cuando los otros le hacen bullying) y todo el mundo conoce a día de hoy la imagen de los Gremlins, tanto de su versión cute tipo furby como de su versión malvada tipo monstruo verde que la lía parda. Terror como tal pues no es, para mí sobre todo es una comedia con algunas escenas memorables como la mítica de los gremlins en el cine viendo Blancanieves que siempre me ha parecido divertidísima . Básicamente se comportan como una pandilla callejera violenta en la que el líder es (como no podía ser de otra forma de acuerdo a los estereotipos de este tipo de pelis) el que tiene un mechón de pelo en el centro de la cabeza al estilo cresta punky. En los 80 la versión de los punks estaba un pelín distorsionada...

Es una película que se ha convertido más en un icono pop que otra cosa, con multitud de referencias, homenajes y parodias posteriores a nivel cultural. Vista simplemente como historia es bastante normalita y predecible, pero entendida como producto influyente y generacional adquiere una nueva dimensión. A fin de cuentas, todes hemos querido tener un Gizmo.

P.D: Nunca he entendido cómo funciona lo de las 12 de la noche con los mogwais. ¿Se adaptarán de forma distinta a cada huso horario? ¿Tendrán jet lag? Misterios.