Crítica de El viaje a París de la señora Harris por jdmorris

Segunda adaptación de la novela de Paul Gallico. Aún no he visto la primera versión protagonizada en 1992 por Angela Lansbury y Omar Shariff, pero pienso hacerlo.
La adorable Sra. Harris nos enamora en esta ligera película con drama, comedia y algo de romance que transcurre en la década de los 50 en Londres y París, donde se pueden observar muy bien colocadas en segundo plano, sin quitar protagonismo, pero embelleciendo algunas escenas, los reconocibles Sacre Coeur, Sena, Notre Dame, Palais Garnier o, cómo no, Tour Eiffel.
Esta simpática viuda de la Segunda Guerra Mundial que se dedica a la limpieza, se encapricha de un vestido de Christian Dior, aunque quizá no sea el mejor verbo para expresarlo, puesto que el capricho suele implicar algo pasajero y realmente poco valorado. Es más bien un sueño, una ilusión, y nos enseña que esto son cosas que nunca hay que perder en la vida, y tampoco cerrarle la puerta al amor con el tiempo.
Cuando consiga reunir el dinero necesario para viajar a París y hacerse con él, se sucederán varios acontecimientos que pondrán patas arriba todo a su alrededor debido a su carácter y actuará además como catalizador que provocará cambios a mejor en la vida de no pocas personas. Si hasta hará que nos termine cayendo bien la lagarta de Madame Colbert (Isabelle Huppert).
Otro personaje adorable es Natasha, la angelical modelo que lee a Sartre, interpretada por Alba Baptista, la "monja guerrera" portuguesa. Los papeles de posible interés romántico recaen en dos malos malosos: George Hedare, de la Catwoman de Halle Berry (Lambert Wilson) y Lucius Malfoy (Jason Isaacs).
¿Y es posible que tengamos también en la peli a la primera gótica de la historia? ¿Ese maquillaje y esa laca de uñas de Mathilde, la hija de Madame Avallon, en el año 1957 en París no es un poquito pronto?
En definitiva, es una película que, a mí al menos, me ha alegrado el corazón (a pesar de la penita cuando se quema el vestido), y eso lo valoro mucho.