Crítica de El plan por Migatoyyo

En un mundo plenamente audiovisual a veces se nos olvida el poder de la palabra en sí misma. El teatro, sin ir más lejos, antes que espectáculo escénico, es un género literario que el autor imagina y traslada dando unas ligeras pautas de situación pero que podemos disfrutar en un libro sin más artificios.
Por eso el cine, género que tanto se ha decantado por la imagen en detrimento del texto, cuando decide retomar a su más lejano origen como arte escénica, la palabra, adquiere una dimensión casi mágica. Desposeído de envoltorios deja que sus elementos primarios, el actor y el texto, luzcan y fascinen por sí mismo. Es difícil para un director, más si es novel, asumir ese segundo plano y hacer como os buenos entrenadores de fútbol: no molestar con técnicas innecesarias. Polo Menárquez asume ser un instrumento para trasladar una historia y evade protagonismos innecesarios, dejando que las imágenes acompañen con naturalidad la gran distracción que nos ha preparado. Pues "El plan" es un enorme e inteligente "Mcguffin" que deja miguitas en el camino para un estupendo final. Y, mientras tanto, en todo ello el texto y los actores; estupendos siempre Arévalo y De la Torre, y sobresaliente Chema del Barco, dándole carne a un personaje que escena a escena se va "robando" la película.
Recomendable filme español que, en tiempos difíciles, nos demuestra que hay talento, que se pueden contar historias cercanas en las que nos reconocemos y que quien dice "está bien para ser española", es que ha visto poco de nuestro cine reciente.