Redactada: 2018-01-12
Critica realizada en el año 2000
Con El nacimiento de una nación me ocurre como con otros grandes clásicos a los que hace tiempo que tengo ganas de enfrentarme, pero cuyo encuentro dilato por unas razones o por otras. No es sencillo sentarse a ver una película como ésta, muda y de gran metraje (lamento poder haber visto sólo una versión mutilada del film), porque ya te pones en disposición de ver algo con trabajo y no como un divertimento, que es la posición que pienso que hay que tener ante una película.
¿Pero cada film hay que verlo teniendo en cuenta su tiempo o hay que juzgarlo independientemente de la época en la que se hizo? Imagino que un poquito de todo, sería injusto someterlo a los mismos parámetros con los que se ve Titanic, por poner un ejemplo. De todos modos, hay que decir que la película resulta entretenida, tal vez por su mezcla entre ingenuidad y mala leche.
Porque argumentalmente El nacimiento de una nación es un película más que discutible, de hecho se ha producido una polémica este mismo mes )ferero del 2000) porque se ha quitado el nombre de Griffith a un galardón por considerar que el autor promovió con esta película el racismo en USA. Desde luego, la ideología que se desprende del filme es repugnante, tanto en los créditos que explican el filme, capaces de llamar juicio justo a un linchamiento, como en las imágenes que llevan a una parada triunfal a los miembros del KKK. Pero las raíces de uno lo marcan mucho en su forma de pensar y Griffith no era imparcial al tratar la guerra de Secesión y el problema de la esclavitud en su país. Al menos tuvo la valentía de hacer una película tan fascista como esta pero que respondía a su visión de los hechos. Pero lo que hace prodigiosa la película, lo que hace prodigioso al cine, es la forma en la que los personajes más repugnantes, las historias más alejadas de nuestra forma de pensar, se nos ponen delante de los ojos narradas de forma tan especial que se tornan en nuestra mente que sólo después de roto el hechizo es capaz de devolver la ideología en calabaza y quedarse con el recuerdo de la carroza en la que estuvo montada. Porque Griffith descubrió eso, inventó la forma de hacernos sentir la emoción de los personajes gracias a un montaje trepidante (imagino la cara de los espectadores de la época) y unas escenas aún hoy espectaculares.
El año pasado tuve la oportunidad de ver el Nosferatu de Murnau, rodado 8 años después de esta película. Pese a su intensidad y su poder dramático, tecnicamente es infinitamente inferior a este film de Griffith. Griffith descubre que puede mover la cámara, que eso le da unas posibilidades inimaginables, descubre que puede insertar el detalle que precisa para aumentar el contenido dramático, descubre que puede contar lo que está sucediendo en dos lugares a la vez con un montaje en paralelo. Descubre que puede recrear situaciones históricas y hacerlas parte de la narración. Y con eso consigue mantener la tensión, afianzar el elemento dramático y provocar la emotividad del espectador.
Así pues, ponerse ante el Nacimiento de una nación en los umbrales del siglo XXI, sigue siendo una experiencia, como lo sigue siendo ver caer a King Kong del Empire Estate Building, o como Chaplin se come unos zapatos. Porque las cosas bien hechas tienen un poder que no vence la tecnología.
Guion
Banda sonora
Interpretación
Efectos
Ritmo
Entretenimiento
Complejidad
Sentimiento
Duracion
Credibilidad
Fotografía
Dirección

Valoraciones en tu crítica:

Comentarios

Todavía no hay comentarios

Otras críticas de El nacimiento de una nación