Crítica de El Critico por Migatoyyo

Redactada: 2022-11-20
¿Quién es Boyero? Todos los que nos acercamos a este documental, indudablemente, lo sabemos y lo hemos leído y/o escuchado en más o menos ocasiones. Dentro de unos años, como se deja entrever en el tercio final del documental (en mi opinión, el más interesante) la pregunta de quién es Boyero tendrá más difícil respuesta. Si hay quien se pregunta quién era tal o cual actor/actriz que en una época gozó de cierta fama: ¿qué le queda al crítico? Una línea perdida en alguna crónica que intente reflejar la opinión de una época. Ahí, Boyero, como cualquier otro crítico, pierde su batalla contra Almodóvar. Pero es cierto que a él poco le importa, un hombre anclado a un tiempo, al que el futuro, y ya casi el presente, se la trae floja.
El documental plantea en su incio una semblanza biográfica sin pretensiones de orden o exhaustividad. En ese tramo resulta interesante conocer como se forma la personalidad del crítico, sus conexiones, su lugar en el momento creativo, un hombre decidido a tocarse los huevos rodeado de creativos. Sin embargo, es un hombre culto, un nihilista que traza una raya en el suelo y valida lo que queda de un lado y atiza sin compasión a lo que queda del otro; sea quién sea. Un hombre que es capaz de decir horrores del trabajo de un amigo, porque estoy seguro de que se ha dicho cosas peores de sí mismo. Enconces, ¿por qué alcanzó tal notoriedad? Pues sencillamente, porque todos tenemos un Boyero dentro; ahora algunos lo sacan en redes sociales, pero antes permanecia guardado y escondido dentro de nosotros por miedo a las consecuencias, un miedo del que Boyero estaba liberado. Y claro, escribe muy bien. Y no solo escribe muy bien, sino que su acercamiento no academico y emocional al cine se parece mucho más a lo que hacemos los usuarios de esta página (y de otras muchas), que lo que hacen sesudos periodistas... y se le entiende. Y dice que tal película es un coñazo. Y luego, cuando uno la ve, es un coñazo. Y a veces me interesa una película que es un coñazo, por mil razones, porque conecto con un aspecto o habla de algo que me interesa... pero sigue siendo un coñazo que me pide atención completa y que dificulta mi disfrute. Porque no todo el cine es para disfrutar, otro es para hacer trabajar a la mente, pero cuando disfrutas... qué bonito es el cine.
Y como en Muerte en Venecia, asistimos a la muerte de una forma de ver el cine, igual que hemos asistido a la muerte de una forma de hacer cine, y de comsumirlo, y es en esa parte final del documental, cuando se nos muestra la decadencia, el anacronismo del personaje, cómo los tiempos han cambiado a peor y es imposible no tener nostalgia de un crítico en grandes hoteles, comiendo en los mejores restaurantes y que, al volver a la redacción, su jefe, sin poder evitar decir: "qué cabrón", le pagara unas dietas estrafosféricas. Ese personaje se convierte en un personaje de Ivory, de Visconti hasta la frase final que nos termina de convencer que Boyero es el antihéroe de cada película que amó.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
4 ✮
Entretenimiento
4 ✮
Complejidad
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Sentimiento
4 ✮
Duracion
4 ✮
Credibilidad
4 ✮
Fotografía
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Dirección
4 ✮

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