Crítica de Dogville por Sandris

Redactada: 2020-05-16
La exploración del lado oscuro de la humanidad es un tema recurrente en la filmografía de Lars von Trier. Como ya demuestra en ‘Anticristo’ o ‘La casa de Jack’, la maldad es algo inherente al ser humano. Dentro de una pequeña comunidad en la que nunca pasa nada, un hecho insólito lo cambia todo: la llegada de Grace (Nicole Kidman) a Dogville. Grace es una mujer misteriosa que busca refugio por culpa de un pasado tormentoso, así que los habitantes de Dogville la acogen y la convierten en una más del pueblo. La tratan con amabilidad, cariño y respeto. Al menos hasta que las máscaras caen y las personas se muestran tal y como son: aprovechadas, crueles, violentas, malvadas y deshumanizadas. Porque este es el cuento que retrata a la perfección que nadie es lo que parece y que, si se tiene la oportunidad de aprovecharse hasta el extremo de una persona “inferior” por sus circunstancias, así se hará. La ley del más fuerte impera siempre.
‘Dogville’ es una historia de terror, por lo que cuenta y cómo lo cuenta. Con una narratividad fascinante llevando al cine un escenario teatral, las miserias humanas y la resiliencia son las auténticas protagonistas de semejante relato. Un ejercicio sumamente incómodo de un director que disfruta demasiado con la incomodidad.
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