Crítica de Black Phone por gjulo

Redactada: 2023-01-09
1978, en un pequeño pueblo de Colorado que aparentemente carece de un servicio de autobuses escolares que podría evitar muchos problemas, un secuestrador de niños anda suelto, delante de las autoridades. Pronto pone sus ojos en el pobre Finney. Encerrado en un sótano insonorizado por su torturador, el joven empieza a recibir llamadas desde un viejo teléfono negro cuyos cables han sido arrancados... Ya de entrada el espectador se encuentra en tensión por el pobre niño. Desde la intimidad del hogar donde el padre mantiene un clima de terror hasta la tiranía de los matones de poca monta en el colegio, la película nos presenta desde el principio un entorno de violencia que es la antítesis a una infancia feliz, pero en la que el joven héroe vive su día a día, con un fuerte sentido de la veracidad, en busca de autoafirmación y aferrándose a los escasos momentos de inocencia de que dispone, como el refugio de su cálida relación con su hermana, el consejo de un amigo sincero, un cumplido o las mariposas en el estómago provocadas por la sonrisa de una amiga. Pero, por encima de todo, habita una amenaza mayor y el consiguiente clima de paranoia: un diablo de carne y hueso disfrazado de mago (Ethan Hawke en diferentes looks terroríficos, casi irreal en la normalidad del encuadre) se alimenta de los seres más inocentes engulléndolos en la oscuridad de su furgoneta. La fuerza de carácter que le faltaba a Finney, tendrá que adquirirla cuando él mismo se encuentre en manos de este peligroso personaje, con la ayuda... de lo imposible. La película toma una dimensión sobrenatural en cuanto el chico coge el auricular del teléfono negro. Scott Derrickson, que consigue equilibrar a la perfección los componentes de su historia, combinando brillantemente la dimensión psicológica y la fantástica. Además, a la formidable tensión que se desprende de sus apariciones se mezcla tanto el suspense de la puesta en práctica de las esperanzas de huida como la frialdad radical de las manipulaciones sádicas del asesino enmascarado que siempre es invasivo física y psicológicamente con su víctima. Con todos estos elementos finamente dosificados, Black Phone dispara nuestra adrenalina a sus picos más altos sin bajarla en ningún momento durante toda su duración, como si nosotros también fuéramos prisioneros maltratados en este sótano donde la oscuridad parece apagar constantemente cualquier atisbo de esperanza. Sin traicionar el contenido, basta con ver la especie de tsunami irresistible que representa la conclusión en términos de emoción, tanto para ciertos personajes como para nosotros, dejándonos esa impresión irreparable de haber vivido lo más cerca posible de ellos los aspectos más terribles de este calvario.
Ethan Hawke está impresionante, sobre todo cuando se esconde detrás de la máscara, su lenguaje corporal y sus ojos lo dicen todo.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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Fotografía
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Dirección
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