Es imposible comentar esta película sin tomar como referencia "Priscilla, reina del desierto", que la precedió en unos meses en las pantallas. Ambas tienen muchos puntos en común y un comienzo similar. En ambos casos se toma el viaje a través del país (para el caso, lo mismo da Australia que los Estados Unidos) como un viaje interior de los personajes para crecer como seres humanos, si bien la película australiana es más compleja en el planteamiento de estas relaciones, más sincera y más apartada del tonillo de cuento moderno de hadas en el que se mueve este A Wong Foo.
No es que Priscilla sea una película que me guste demasiado, pero he de reconocer que es uno de esos filmes que, si no reparas en que te has aburrido un poco durante buena parte de su metraje, al final te dejan con buena sensación. A Wong Foo es, tal vez más divertida en conjunto, pero carece de los pequeños golpes de genialidad que hacían memorable al otro film. El principal atractivo es ver la pinta con la que aparecen Swayze, Snipes y Leguizamo, pero este efecto se disipa pronto y es insuficiente sostener toda la película.
Las historias abarcadas son demasiado evidentes y recurrentes, el juego con el equivoco en la sexualidad de las mujeres, las gentes de la América profunda que, en el fondo, en su sencillez esconden su gran corazón, la opresión de las mujeres en un entorno machista... todo ello envuelto en un progresismo de salón, que a veces se queda en atreverse a pronunciar alguna palabra malsonante.
La versión castellana cuenta con un discutible (aunque hay que decir que muy difícil) doblaje, demasiado amanerado y exagerado que deja con ganas de ver la versión original, porque si siempre la voz forma una parte esencial de una interpretación, en este caso es vital.
Con mejores y peores momentos, la película nos arrastra en la búsqueda de aceptación por parte de los protagonistas y en su propia capacidad para asumirse a sí mismos y nos hace percibirlos con simpatía, los dota de carne y provoca una reacción tramposa en el espectador. Pero en el fondo, la historia es banal y su resolución demasiado clásica