Críticas de La Colina De Las Amapolas

De las pelis que estoy viendo en orden del estudio, haciendo una reparación entre las de fantasia que son las que me gustan y las normales que sin las que no me gustan, diria que es la mejor de las peores, tiene un pelin de drama pero mada de lo que ocurre te atrapa, como pasa siempre con las peliculas normales del estudio.

El estudio Ghibli nunca defrauda.

Pocos serán los que no conozcan este estudio lleno de fantasía en donde lo imposible se hace realidad.

Al ver esta película y si prestamos total atención a lo que estamos viendo, podemos encontrar dos cosas que diferencian esta película al resto de películas anime. La primera de ella es la sencilla y la que todos veis a primera vista y si, estoy hablando de la animación típica que tanto caracteriza Ghibli y que consigue sumergirte en la historia en cada escena. El segundo punto sería el toque personal que le da Goro Miyazaki, que es el hijo de Hayao Miyazaki, cómo bien sabéis, y que gracias a ese toque, puede hacer que una simple película con una historia cotidiana, consiga terminar siendo una película fantástica.

Es difícil sacarle los puntos negativos a películas de este calibre, pero todo hay que decirlo, dentro del estudio no es la mejor que tiene y ni mucho menos es la peor, entraría en la categoría de las normalitas para Ghibli, aunque no por ello no la dejamos de ver.

Es interesante en cada momento de la trama, mezclando varias historias en una, haciendo que tenga un ritmo constante y en ningún momento sea aburrido.

Es la primera vez que llega esta película a España, gracias a Netflix y después de tanto tiempo esperándola y viendo críticas y demás, me esperaba algo mucho mayor, pero es lo que suelen decirse de que es mejor no hacer sentir mucho hype por la opiniones de otras personas, porque acabarán destruyéndote la tuya propia.

En cualquier caso, es una película que se disfruta en cualquier momento del día. Mientras que desees ver una filmación con una buena animación en donde te envié a una historia fantástica, esta es una opción más que favorable.

La colina de las amapolas es una película del estudio japonés de animación Ghibli escrita por Hayao Miyazaki y dirigida por su hijo Goro Miyazaki, y la verdad es que a mi personalmente me gustó bastante por lo que no dudaré ni un momento en recomendártela ya que creo que como casi todo lo que sale de la brillante mente del maestro del anime Hayao Miyazaki llegarás a disfrutarla mucho.
En cuanto al argumento, pues esta es una historia cotidiana pero no te equivoques porque no por ello la historia está carente de magia ya que con esa misma magia te atrapa y te mantiene viendo hasta el final esta bella historia con su cuidada animación y hermosa banda sonora.
Y lo que este filme nos cuenta en esta ocasión es la vida de la joven Umi Matsuzaki que es una chica de instituto que cuida a sus dos hermanos y, en ausencia de su madre, administra un albergue de estilo occidental llamado el "Coquelicot Manor", que se encuentra cerca del mar.
Y es que esta mañosa muchacha compagina tranquilamente todas sus responsabilidades con su vida escolar, una vida escolar en la que conocerá a Shun Kazama, un chico que es miembro del club de periodismo con el que forjará una gran amistad que...

Parece que la relación de Miyazaki con su hijo no es tan mala como se dice, porque después de la decepción que tuvo viendo cuentos de Terramar, le ayudó con el guion de esta y de la siguiente.

Aquí es donde se ve la maestría de Hayao Miyazaki, Takahata y mención especial a Yoshifumi Kondo, que hubiera sido uno de los grandes, que pena.... Muchas pueden tener el logo de Ghibli pero no llegan a ese nivel de perfección, seguramente por eso Goro se cansó y se pasó al 3D. En este caso me recuerda visualmente a Haru y el reino de los gatos.

Es la primera que veo de Goro y me ha parecido muy buena. Una bonita historia de amor que evoca muy bien el Japón de la reconstrucción, donde yo diría que fue la mejor época y lugar para vivir. Todas las obras que veo de este país sobre los años 60 me transmiten una tranquilidad y una despreocupación que es muy difícil recuperar en este presente.