«Sólo busca una persona que te quiera exactamente tal y como eres. De buen humor, fea, guapa, atractiva... como sea la persona ideal seguirá pensando que el sol sale de tu trasero. Y esa es la clase de persona con la que vale la pena quedarse».

A sus 16 años de vida, Juno sabe muchas cosas. Muchas más de las que muchos de los adultos que la rodean podrían comprender. Sabe de música más que nadie llegando a tocar el icónico 'Anyone else but you' de The Moldy Peaches en la escena final, sabe que la vida es esa cosa extraña que hacemos con lo que nos viene de fábrica, sabe que el humor y el sarcasmo son la mejor forma de expresión y el mejor escudo ante un mundo hostil, pero, sobre todo, sabe que está embarazada. Tras el shock inicial de nuestra protagonista que todavía cursa el instituto, Juno comprende rápidamente que no se trata de su proyecto de vida y que no puede hacerse cargo de esa nueva vida que arraiga en su interior como una raíz dispuesta a florecer. Una decisión que seguramente sea la decisión más dura que una persona pueda tomar en toda su vida, una decisión que marcará una eterna ausencia, pero también significará un enorme futuro para lo más especial que habrás hecho nunca. Consciente de que sólo es una adolescente embarazada, Juno rápidamente toma la determinación de dar a su hijo en adopción. Entrarán entonces en la ecuación Vanessa y Mark, un matrimonio bien avenido incapaz de tener hijos que se harán cargo del hijo de Juno.

Increíble Elliot Page en un papel tan sutil, profundo y doloroso como el de la joven Juno que nos lleva de la risa al llanto como si fuese un paseo por el parque, como si su vida no fuese un muro destartalado en el que apuntalar los cimientos antes de que todo se venga abajo. En definitiva, 'Juno' es un filme complejo, rodeado del maniqueísmo de la norteamérica más precaria hablando del aborto adolescente y la adopción sin tapujos (teniendo en cuenta que es una obra de 2007 y aún hay estados que prohíben el aborto), a la par que nos regala una fantástica experiencia casi catárquica, porque el dolor siempre viene de la mano de la esperanza de un porvenir mejor. Aunque sea un asco y nunca debemos caer en la romantización de la miseria, el director Jason Reitman nos deja entreabierta una puertecita para que entre la luz. Porque el ahora puede que no sea tu mejor momento, pero todo saldrá bien, estarás mejor y serás la persona que quieras ser cuando tú lo desees.

¿Cómo no voy a adorar las películas adolescentes de los 2000s si resumen cualquier problema que vaya a tener en la vida a la perfección?.