La última colaboración cinematográfica entre Melissa McCarthy y su marido Ben Falcone (delante y detrás de la cámara respectivamente), 'Patrulla trueno' sigue la estela de las laboriosas comedias producidas por el dúo, y es quizá su peor referente en términos de vagancia.
De hecho, si nuestra simpatía por McCarthy aún podía suscitar un mínimo de indulgencia, las aventuras superheroicas de su eterno personaje de paleta buena encarnan esta vez los síntomas de todo lo que nunca funcionó y se convierten en franco sinónimo de terrible hastío. Siempre incapaz de canalizar con talento la energía de la actriz, a diferencia de otros directores, Ben Falcone, como cuasi-espectador, se contenta una vez más con dejar que se agote hasta la sobredosis en un largometraje que claramente no la merece a casi ningún nivel.
Así que no cuenten con las pocas novedades que ofrecía "Patrulla trueno. La promesa de un dúo cómico igualitario con Octavia Spencer ni siquiera se cumple porque, como siempre, en realidad es el personaje de McCarthy el que toma protagonismo hasta el punto de (casi) aplastar a todos los demás, siendo Spencer aquí un bufón constantemente dejado en segundo plano para favorecer a la agigantada heroína.
Además de encajar en un nicho sobrecargado en estos días, la película no ofrece nada más que una archipesada trama de superhéroes, con todo en el largometraje tratado de una manera puramente funcional tanto en términos de escritura como de dirección, y al final es sólo un pretexto para servir oportunistamente humor cansino o un argumento predecible impulsado por los caracteres antagónicos de sus heroínas.
Por supuesto, en medio de toda esta producción de mal gusto, McCarthy aún consigue arrancarnos alguna que otra sonrisa gracias a la pura fuerza de su naturaleza cómica, pero la pereza de este tipo de películas le atrapa en la repetición de un montaje que sin duda sólo divierte a sus fans más acérrimos con el paso del tiempo. La prueba definitiva de que la mecánica, de este matrimonio, está muy oxidada, en lo profesional, es que la propia actriz es arrebatada del protagonismo por el genial Jason Bateman en un irresistible papel secundario. Más que nada, nos vuelve locos la pizca de locura absurda que el actor aporta a esta comedia, que definitivamente va con el piloto automático.