« Capsized: Perdidos entre tiburones » es una de esas películas que aparecen de la nada, basada en hechos reales, con tiburones de por medio y un escenario de supervivencia en altamar que, en teoría, debería mantenerte pegado al asiento. Pero en lugar de tensión o angustia, lo que sentí fue aburrimiento. Es como si me invitaran a un parque acuático prometiendo adrenalina y me dejaran en la piscina infantil. La dirige Roel Reiné, que tiene un largo currículum en producciones baratas, y aquí no se esfuerza demasiado en disimularlo. La producción se siente muy "de televisión", con ese look genérico, luces de estudio, mar que parece piscina y tiburones digitales que más que miedo provocan pena ajena. Y sí, ya sé que fue hecha para el Discovery Channel durante la “Shark Week”, pero eso no justifica lo poco inmersiva que resulta. El peor problema son los personajes. Se supone que están al borde de la muerte, pero actúan como si estuvieran en un retiro de fin de semana con demasiado sol. No hay desarrollo, ni conexión emocional, ni siquiera un intento real de hacernos sentir lo que ellos están viviendo. Están ahí, en el bote inflable, se asustan, gritan un poco, pero nunca transmiten realmente el terror de estar a la deriva en mar abierto. Es como ver a gente aburrida en una cola del banco, pero con tiburones de fondo. Lo peor es que la historia real del naufragio de 1982 tenía todo para ser brutal: tormenta, supervivencia, ataques, dilemas humanos. Aquí, en cambio, se siente como si alguien hubiera leído el resumen en Wikipedia y hubiera dicho: “bueno, con esto alcanza”. Spoiler: no alcanza. Hay muchas escenas similares una tras otra, con poca variación en tono o ritmo, y empiezas a mirar el reloj. ¿Y los tiburones? Pues están ahí, pero no imponen. En resumen, « Capsized: Perdidos entre tiburones » se hunde en su propia falta de ambición. No es terrible ni ofensivamente mala, pero tampoco tiene nada que la salve. Es una de esas películas que ves, olvidas al rato y probablemente confundes con alguna otra parecida. Si eres muy fan del género de supervivencia o te fascinan las historias de tiburones, puede que la aguantes. Si no, mejor nada en otra dirección.