Trece añazos. Ese es el tiempo que ha tenido que pasar para que Henry Selick, quien no estrenaba película desde su fantástica 'Los mundos de Coraline', regresara a la dirección con su esperada 'Wendell & Wild', una simpática comedia con toques de humor negro donde el director vuelve a hacer uso de su macabra y peculiar visión del mundo. Selick, contando esta vez con la colaboración de Jordan Peele como coguionista, nos presenta dos relatos diferentes que poco a poco irán convergiendo en uno solo, presentando por un lado la historia de Kat, una joven rebelde que perdió a sus padres siendo niña, y, por el otro, la de Wendell y Wild, dos irreverentes demonios que tratarán de utilizar a Kat como una vía para escapar del inframundo. Tres personajes muy diferentes y dos realidades opuestas que, pese a todo, encajarán sorprendentemente bien para dar lugar a esta curiosa aventura donde momentos emotivos, música punk y chistes malos convivirán bajo un mismo universo lleno de grotescos personajes y siniestros escenarios.

Como resultado, y teniendo en cuenta tanto la variedad de temáticas que abarca como la duración del proyecto (7 años de desarrollo), se podría decir que 'Wendell & Wild' es, posiblemente, la obra más ambiciosa de Henry Selick. Esto, como es obvio, tiene aspectos positivos pero también negativos, y es que la película, aun durando apenas 100 minutos, intenta adentrarse en temas tan diversos y complejos como pueden ser el sentimiento de culpa tras la muerte de un ser querido, el propio duelo tras la pérdida, la corrupción en ciertas instituciones o la identidad de género. Demasiado que tratar y muy poco tiempo para hacerlo, lo cual le acaba pasando factura a una película que, sin duda, podría haber dado mucho más de sí. En cualquier caso, 'Wendell & Wild' consigue situarse como un entrañable entretenimiento que logra impactar visualmente y que vuelve a demostrar, si es que hacía falta, por qué Henry Selick se ha ganado el título de maestro de la animación en stop motion.

No entiendo por qué Netflix no le ha dado ninguna publicidad a esta película si la dirección de Henry Seliick y la colaboración de Jordan Peele ya eran suficiente reclamo.

Es una historia simpática de la lucha del bien contra el mal, con diseño vistoso y unos personajes agradables, en especial me ha gustado Raúl. Y no creo que el parecido físico de Lane Klaxon con Donald Trump sea casualidad.

Los títulos de crédito son muy monos también.

Para que el Stop Motion me guste tiene que ser grotesco, como bien pudimos ver en la anterior película de La Casa que Netflix también nos ha traído este mismo año. Cierto es que Chicken Run o Wallace y Gromit no son precisamente grotescos, pero tienen su propio toque que le da el creador.

Pues Wendell and Wild cumple ese requisito indispensable para ser una producción que vaya a gustarme. Tras ello llegamos a una triste conclusión y es que flojea a la hora de desarrollar una historia con gran potencial, ***contenido con spoilers*** .

En cualquier caso, todas las películas de Stop Motion termino recomendándolas por toda la magia que hay detrás de la producción.

No es gran cosa, creo que es lo peor que ha hecho Henry Selick hasta el momento. La historia no está mal pero me parece que la película no sabe llevarla de la mejor forma posible, y al final se nota que le sobran minutos. Lo mejor es el dúo que forman los dos demonios, Wendell y Wild, son los dos unos bromistas y tienen frases muy buenas. Se nota por que el título lleva sus nombres, porque la trama de la adolescente protagonista y el resto de personajes ya no me parece tan interesante. Tiene algún buen mensaje, pero sin más. La apruebo pero por los pelos.