
Morgan Freeman
Morgan Freeman
¡Akeem y Senmi han vuelto! Desde el exuberante reino de Zamunda, el recién coronado rey Akeem (Eddie Murphy) y su leal confidente Semmi (Arsenio Hall) emprenden una nueva y divertidísima aventura que les hará atravesar el mundo, desde su gran país en África hasta el barrio de Queens, en Nueva York, donde todo empezó.
No he visto la primera ni tengo intención de hacerlo, y me habré perdido cosas, claro, pero no me quita el sueño.
No me gusta Eddie Murphy, y el "humor" que pretende tener esta película no es para mí, de hecho me pregunto si realmente a alguien le hace gracia. No niego que la primera es mítica, y probablemente tendría más chispa o algo que esta, o resultaría más fresca y original, estoy convencida, pero lo que he visto pues... Es un no.
Creo que pretende ser muchas cosas y no es ninguna, porque hasta me ha dado la sensación de intentar copiar a Black panther en algún punto y uf, por qué.
Si le doy un poco más de nota es por algunas referencias que tiene por ahí sueltas que me han llamado un poco la atención, y por la estética, pero ya.
Una buena comedia que no obstante y como era de esperar no llega al nivel de la primera pero el fan service está asegurado y si te gusto la primera entonces continuar con esta no te hará daño . En cuanto a la comedia el toque lo aporta wesley snipes mas que Eddie Murphy que ya es decir sus entradas son dignas de todo un cazador de vampiros digo general ejem ejem.
Cuenta con un gran reparto con Eddie Murphy, Wesley snipes, Morgan freeman y a nivel musical es donde mas destaca añadiendo muchas coreos y danzas.
Solo había visto la primera a trozos en la tele hace años, y no pensaba verla entera, pero al final, ya puestos, he visto las dos del tirón, que las cosas o se hacen bien o no se hacen.
“El príncipe de Zamunda” a día de hoy resultaría rancia y sexista a más no poder para la mentalidad actual en la que nos ofendemos por todo y cualquier chiste se considera de mal gusto, homófobo, racista, machista… pero sí, tenía su gracia, en su momento nadie se ofendía por esas cosas y todo bien. Sin embargo, su secuela es un corta y pega modernizado y un intento de hacerla políticamente correcta en exceso, pero perdiendo todo el sentido desde el principio, ya que nos dicen que Akeem ***contenido con spoilers*** y ese es el pilar cómico en el que se asienta la película. ¿¿Cómo?? Sin sentido.
Aquí se nos ofrece la historia a la inversa, en lugar del príncipe africano desubicado en el barrio de Queens, tenemos a su hijo de Queens desubicado en el palacio africano, solo que las situaciones a las que da lugar el segundo caso no hacen gracia, o bien por ser las mismas y perder el factor sorpresa, bien por lo absurdo de algunas o lo exagerado de los personajes (no puedo con la madre, ni con Bopoto). El tándem Eddie Murphy – Arsenio Hall, que es lo mejor de la primera, aquí apenas existe.
No estoy segura si a los fans nostálgicos del príncipe ésta les parecerá una aberración, o verán con cariño a los mismos personajes y cómo han envejecido. Yo creo que la nostalgia no sería suficiente. Para mí, los únicos puntos buenos son un Wesley Snipes que no me esperaba en un papel así y me ha hecho gracia, el vestuario, peluquería y las coreografías de las presentaciones de los personajes en Zamunda, vamos, el apartado visual en general, que es tremendamente vistoso. También me ha gustado la escena ***contenido con spoilers*** con el cameo de ***contenido con spoilers*** interpretándose a sí mismo. Por último, el mensaje de que una tradición, si es estúpida, puede y debe cambiarse y no mantenerse porque sí, porque lo decía mi padre y su padre antes del mío.
Dicen en la barbería hablando de cine:
- ¿Qué tenemos aparte de superhéroes?
- Remakes y secuelas de pelis viejas que nadie ha pedido.
Pues eso.
No me he visto la primera así que no puedo decir si esta secuela es necesaria o no. La verdad es la típica comedia absurda que tiene poco destacable. Las actuaciones son malas, la trama repetitiva y floja y desprende un humor rancio que se podía haber quedado en los 80. Intenta suplir todas esas carencias con un mensaje moderno para adaptarse a estos tiempos, pero se queda en un “quiero y no puedo” ya que incluso ese mensaje huele a rancio.
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