No podemos decir que sea una película innovadora o que llegue a tener algo que la diferencia entre tantas del género. Sin embargo, lo que más podemos resaltar de todo este título, sería el sentimiento que desprende la relación entre los dos personajes principales.

Justin Timberlake consigue demostrar que puede lograr una gran actuación, haciendo que nos creamos cada sentimiento de su personaje. Sin ninguna sola palabra, puede llegar a expresar rabia, tristeza o incluso amor y en el momento que el actor realiza un comportamiento violento, nos lo trasmita sin ninguna complicación.

También, Fisher Stevens ha logrado traernos lo duro de la “américa profunda” con pueblos rurales donde nos llegamos a encontrar personas con una mentalidad muy odiosa.

Todo eso lo hemos llegado a notar en tan solamente 110 minutos que dura la película.

Siendo sinceros, es una película que no te sorprende, pues consigue ofrecerte todo lo que nos terminan vendiendo en el tráiler promocional. Eso hace que tenga un buen punto positivo, pues no hay ninguna decepción.

Pero si el punto más negativo que podemos encontrarnos sería el propio ritmo que nos encontramos en la película. Pues en ciertos momentos lo notamos un poco lento y sin embargo, en otras situaciones usan el acelerador, dejando que la historia no este equilibrada respecto al ritmo.

Por otro lado, debemos de comentar que hay ciertas situaciones las cuales dejan en el aire respecto a nuestro personaje. Donde lo vemos claramente metiéndose en un lio, pero todo aquello termina sin consecuencias e incluso personajes que todo indica que serán importantes a lo largo de la trama, pero terminan desapareciendo sin dejar rastro.

La producción termina siendo un tanto extraña, pero aun así no nos podemos quejar por lo que hemos visto. Es un producto completamente disfrutable y recomendable sin que sea algo extraordinario.