Un interesante thriller basado en una obra infantojuvenil, lo que hace que, salvando las distancias, sea como la trilogía de Fear Street, sin embargo tal vez no resulta tan sangrienta como aquella, al no presentarse como un slasher.

Aun con ello, logra compensar esta violencia menos visual (porque las muertes siguen siendo bastante escabrosas aunque no veamos gore) con un protagonista de doce años; lo que ayuda a hacer el film más tenso, pues donde ciertas escenas con un adulto podrían provocar algo de indiferencia, al ser prácticamente un niño, hacen que el espectador esté más en tensión.

El problema con añadir a un niño como protagonista en una película como esta es que hace que ciertos momentos queden muy irreales, con el protagonista metiéndose por donde no debería y sin que ello le provoque problemas más allá de una leve reprimenda.

Otro detalle a destacar es toda la subtrama del comisario, que aunque queda algo abierta hacia el final del film, no se siente como relleno y su cierre tal y como ocurre, tiene cierto sentido.

El resto de personajes acaban siendo más complementos que personas reales, y las pocas veces que profundizamos en alguno (como en el caso del periodista) nos quedamos muy en la superficie.

Sobre la historia, aunque se plantea interesante, acaba perdiendo fuelle hacia el final. Como whodunit está muy bien porque no es algo que te veas venir desde el comienzo de la obra, ***contenido con spoilers*** . Además la resolución del caso no llega tanto por la investigación sino por pistas que llegan casi como en un Deus ex; sin embargo soy capaz de aceptarlo porque de todos modos, siendo el protagonista un niño, no esperaba que este fuera a deducir por sí mismo la identidad del culpable.

En definitiva, es un film interesante para quien disfrute de obras sobre asesinos en serie con obsesiones específicas, y aunque no es de estas obras que si tienes cierto bagaje vas a adivinar la identidad del culpable, no acaba de ser satisfactoria esta revelación.