
Christopher Lloyd
Doctor Emmett Brown
Aunque a Marty McFly todavía le falta tiempo para asimilar el hecho de estar viviendo dentro de la familia perfecta gracias a su anterior viaje en el tiempo, no le queda ni espacio para respirar cuando su amigo Doc aparece de improviso con la máquina del tiempo (mucho más modernizada), e insta a que le acompañen él y su novia a viajar al futuro para solucionar un problema con la ley que tendrá uno de sus futuros hijos. En la tremenda vorágine futurista, con todo lo que ello conlleva, del Hill Valley de 2015, la presencia de tales viajeros temporales causará un efecto mayor que el que iban a arreglar. Un almanaque deportivo y la posesión del secreto de la existencia de la máquina del tiempo por parte del siempre villano Biff Tannen, serán los ingredientes que conjugarán una causa-efecto en el pasado, en el presente y en el propio futuro, que hará que Marty y Doc se tengan que emplear a fondo para poner fin a la catástrofe a la que les lleva el destino.
No me extraña que esta saga sea uno de los mayores referentes, si no el que más, en cuanto a películas de viajes en el tiempo. Lo tiene todo, paradojas, cambios en el futuro, líneas temporales, pasado, presente, futuro... Le faltan tiempos.
Esta segunda parte coge la idea y la esencia de la primera y va más allá, nunca mejor dicho, explota al máximo y no resulta repetitiva ***contenido con spoilers*** .
Aquí resulta incluso más impresionante que en la primera la variedad de personajes por actor, que aunque las caracterizaciones sigan siendo un poco cuestionables consiguen que te los creas en todas las edades habidas y por haber.
Y además viene con adelanto de la tercera parte y te deja con ganas de verla. Le he puesto la misma nota que a la primera porque en este caso no sabría decir cuál me ha gustado más, algo que en otras sagas tengo muy claro y que suele ser la primera, pero aquí está difícil.
Primero viajaron al pasado, luego al futuro —el cual era, en realidad, su presente— y después, tras retomar la acción justo donde la habían dejado en la primera entrega, a ese verdadero mundo del mañana que suponía el desconocido, lejano y, por aquel entonces, todavía venidero 2015. Lo que se dice un buen cacao espaciotemporal que Robert Zemeckis y Bob Gale, poniéndose una vez más a los mandos del proyecto, abrazaban de manera definitiva con una secuela mucho más oscura, igualmente divertida y donde todo el componente de ciencia ficción, lejos de ser un mero MacGuffin narrativo, pasaba a convertirse en el principal catalizador de tan delirante aventura. Ya no solo por la cantidad de idas y venidas que iban a producirse entre pasado, presente y futuro, sino también por la forma en la que todas esas realidades, en buena parte alteradas por la accidentada presencia de nuestros muy queridos Marty y Doc, se irán entrelazando en torno a las peligrosas implicaciones que encierra la, por otra parte, siempre tentadora posibilidad de intentar cambiar el destino.
El resultado, al menos en lo que a paradojas temporales se refiere, se traducía en una película bastante más enrevesada que su predecesora, pero también más satírica tanto en su imaginativa representación del futuro (ese donde aeropatines, hologramas 3D y demás cachivaches imposibles convivían con la incansable —y profética— sobresaturación del cine de tiburones) como, por otro lado, en su distópico acercamiento a ese presente alternativo, quizás no tan distante del actual, en el que nos encontrábamos con una versión todavía más exagerada, villanesca y memética —que ya es decir— de Donald Trump. No dejaba de ser sino una forma de exprimir al máximo la fórmula de la original, solo que conservando su base de comedia, aventura y ciencia ficción para llevarla, eso sí, hasta el límite de la locura más absoluta y disfrutable. Como bien nos había avisado el propio Doc, las carreteras ya no eran necesarias allá a donde íbamos, pero mejor abrocharse los cinturones del DeLorean porque el viaje al que nos invitaba esta vez venía, desde luego, bien cargadito de curvas.
Regreso al futuro II (Back to the Future part II) es una comedia de ciencia ficción de 1989 co - escrita y dirigida por Robert Zemeckis que está protagonizada por Michael J. Fox, Christopher Lloyd, y Lea Thompson.
Esta película nos narra la continuación de las aventuras de Marty McFly, ***contenido con spoilers*** lo cual hará con la inestimable ayuda del Dr. Emmett Brown ***contenido con spoilers***
Sin duda que al hablar de esta trilogía nos encontramos con uno de los mayores referentes cuando hablamos de películas de viajes en el tiempo. Ya que a estas películas no les falta de nada, puesto que tienen paradojas, diferentes líneas temporales, viajes al pasado, al presente, y al futuro.
Personalmente diré que esta película es mi favorita de la saga, y es junto con Terminator II una de las excepciones al dicho de que en el cine no hay segundas partes buenas, y lo es porque coge todo lo que te ofrecía la primera y lo lleva más allá, sin perder por ello nada de su frescura ochentera, y aunque ahora la trama se complica un poco más no deja de lado para nada su sabor a diversión ligera.
Y todo esto hace que si has llegado hasta aquí quieras seguir adelante para saber lo que le sucederá a continuación a esta "extraña pareja" que forman Marty y Doc Brown, lo que la convierte en mi opinión en un clásico mas que recomendable que creo que no me equivocaré al decir que disfrutarás al verla.
Le pongo la misma nota que a la primera parte porque me ha gustado tanto o más. Mantiene la esencia de la original y además es más enrevesada y tiene más escenas de Doc y Marty juntos, aunque Doc resulta exageradamente histriónico en algunos momentos. Me encanta cómo están hiladas, que ésta comience inmediatamente donde terminó la primera y ambas se entrelacen.
Es curioso cómo pensaban en los 80 que sería el mundo en el 2015, algunas cosas se han cumplido ***contenido con spoilers*** , otras no ***contenido con spoilers*** y otras afortunadamente NO ***contenido con spoilers*** .
***contenido con spoilers***
Te deja con muchas ganas de ir inmediatamente a por la tercera.
Por cierto, Elijah Wood, adorable como uno de los dos niños de la máquina de videojuegos de la cafetería. Si no hubiese mirado la ficha de reparto, ni me habría fijado en que era él.
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