Cuando la objetividad y la subjetividad se enfrentan, esto es lo que pasa. Es decir, soy muy consciente de que esta película, dirigida por Stephen Herek y estrenada recientemente, no es, en el mejor de los casos, muy buena. Pero, por otro lado, también hay que tener en cuenta que no se trata de una «película de cine», puesto que la película tiene claramente el presupuesto y la estética de una película navideña para televisión, del tipo que se ve en la tele los sábados por la tarde en esta época del año. Por lo tanto, no hay que esperar algo muy logrado, aunque eso no excuse realmente la trivialidad del guion. Porque sí, aunque cambie el envoltorio, sigue siendo lo mismo. Dos años después de una propuesta de matrimonio que no salió como estaba previsto, la pareja se reencuentra durante un fin de semana para celebrar la Navidad. Así, entre malentendidos y secretos, se desarrolla la trama, que, en cualquier caso, es muy predecible. Sin embargo, debo admitir que no lo pasé mal. No, de hecho, fue más bien al contrario, porque, sobre todo en esta época de fin de año (una película navideña es para mí como una de tiburones… a disfrutar en cualquier momento del año, da igual la estación), debo decir que me dejé llevar por la historia, pero sobre todo por los personajes, que me parecen entrañables, aunque todo sea muy artificial. Es decir, tanto por los decorados como por el maquillaje, estamos ante una película que en ningún momento es realista, pero no importa, al fin y al cabo, es la seña de identidad de las películas navideñas para televisión: intentar vendernos un sueño con artificios muy evidentes. Por cierto, es la tercera vez que Lindsay Lohan colabora con Netflix en una comedia romántica (la segunda en Navidad) y, una vez más, debo admitir que me alegro que haya vuelto recuperada a la pantalla. «Nuestro secretito» no es, por tanto, una gran película, pero sigue siendo relativamente buena en su género, es decir, la película navideña un poco cutre que nunca ha pretendido dirigirse a los cinéfilos.

Nuestro secretito es justo el tipo de película que me pedía el cuerpo hoy, y me ha dado justo lo que necesitaba y buscaba, así que ya sólo por eso aprueba. Tal vez si la hubiera visto con otro estado de ánimo no me habría gustado tanto, pero esa es la magia del cine.

Al principio nos pone en situación, presentándonos a los dos protagonistas, Avery y Logan, y contándonos que son amigos de toda la vida y con el paso de los años esa amistad ha ido evolucionando y han terminado saliendo juntos, pero por cosas de la vida esa relación se termina y pierden el contacto. Pero el destino es muy caprichoso y quiere que se reencuentren diez años después en una reunión familiar porque resulta que el nuevo novio de ella y la nueva novia de él son hermanos, pero deciden mantener su pasado en secreto frente a su nueva familia política.

Lo que es la trama principal, la de los dos protagonistas, es tan predecible como cabría esperar, todos sabemos cómo terminan este tipo de películas, y además nos ponen esa intro tan mona y para colmo se aseguran de que las nuevas parejas y en general la familia sean bastante odiosos. Pero además es una comedia de enredos donde pasan un montón de cosas, y esas cosas son las que la hacen más entretenida y divertida, no es sólo una comedia romántica navideña más. Aunque lo es, claro, es una comedia romántica navideña de Netflix, con su nieve, su árbol, sus regalos y sus buenos deseos y propósitos, de las que apetecen ver esos días que sólo quieres hacerte bolita en la cama bajo el nórdico.

Así que no ofrece nada nuevo, aunque no es tan cutre como otras y tiene un buen reparto, pero a mí me ha dejado satisfecha y con el corazón lleno de Navidad y amor. Y me encanta la nueva etapa en la vida y en la carrera de Lindsay Lohan, a la que veo preciosa, pero me preocupa que a Ian Harding siempre le pongan parejas bastante más jóvenes que él, alguien debería empezar a mirar eso.

Avery y Logan estuvieron saliendo hace 10 años, pero no se han vuelto a ver. Hasta que da la casualidad de que sus parejas son hermanos y se ven obligados a pasar juntos las Navidades.

Es la típica película navideña de enredos y malentendidos. Se ve desde el primer momento que van a ***contenido con spoilers*** , pero es entretenido ver ese proceso. La trama de la perra y las galletas me parece la más divertida.

Parece que se va a volver tradición ver una película navideña de Lindsay Lohan al año.