El director suizo Tim Fehlbaum trasporta al espectador en el largometraje de Septiembre 5 a los juegos olímpicos de Múnich de 1972, donde Alemania necesitaba limpiar su imagen después de la dura y cruel Segunda Guerra Mundial, donde la imagen de Alemania queda bastante dañada de cara al resto del mundo y se encuentra de golpe y porrazo con un atentado en la villa olímpica en la sede de Israel.

El espectador va a vivir estos duros momentos dentro de la redacción de la cadena estadounidense de la ABC, donde los periodistas deportivos que cubrían el evento deportivo más importante del momento van a tener que cambiar de registro y cubrir un suceso completamente alejado del deporte, el secuestro por parte de los terroristas de miembros de cuerpo olímpico de Israel.

Un largometraje dinámico, ágil y donde en solo noventa y cinco minutos contarán este suceso sin recrearse en exceso, ni hacer un argumento pesado y metiendo relleno de más, van directo al grano, a lo que fue sucediendo y como lo vivió la redacción de la cadena ABC que fue la única que dio el suceso en directo, donde se transmite la tensión y la incertidumbre del momento, añadiendo el punto ético de que mostrar y que no mostrar por televisión.

Un elenco de actores y actrices que se meten excelentemente en su papel sin que nadie destaque especialmente pero con un empaque haciendo que todo lo que se relate tenga la mayor veracidad posible.

Una historia bien contada y donde atraparán al espectador desde el principio hasta el final en este ataque inesperado en uno de los eventos más importantes del mundo.

Sin ninguna duda, es un largometraje totalmente recomendable, por ágil, bien contado y no se hace pesado en ningún momento, como se suele decir en el argot futbolístico, cortita y al pie.

Septiembre 5 es una película dramática y de intriga protagonizada por Peter Sarsgaard, John Magaro y Leonie Benesch.

Durante los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972, los periodistas deportivos estadounidenses de la ABC, vieron cómo de repente su prioridad se convertía en el secuestro de los atletas israelíes por parte de un grupo terrorista.

Tenemos una historia basada en hechos reales, que nos narra un angustioso acontecimiento que veremos desarrollado desde el punto de vista de los periodistas y la sala de control de la sede de ABC.
En este sentido, la película es muy eficaz mostrando la angustia de los periodistas, el caos y la confusión, además de que se ve el trabajo periodístico tras las cámaras, lo que también puede ser interesante.

Pese al buen hacer de reparto y dirección, el estar confinados casi toda la película en la misma sala, siempre presenta limitaciones, y a pesar de ellas, la película logra inquietar a los espectadores, pero personalmente me faltó un plus de tensión.
Si hubiera que decantar la balanza, diría que es más dramática que intrigante, especialmente si ya conoces el resultado de aquel fatídico día.

Está muy bien hecha, además con un tono visual propio de una producción de aquella época, pero tropieza un poco con su propia limitación.

No me parece un momento adecuado para sacar una película así, menos sin contexto histórico.

Luego, como película, para ser básicamente periodistas en una habitación, desde luego se las apañan para mantener la tensión durante todo el metraje. Pero siendo una película en la que parte del conflicto está en el qué mostrar y no mostrar en televisión y cómo, se hace muy poca reflexión al respecto. Digamos que se siente como que no llega a ningún punto.