
Audrey Hepburn
Eliza Doolittle
Versión cinematográfica del mito de Pigmalión, inspirada en la obra teatral homónima del escritor irlandés G.B. Shaw. En una lluviosa noche de 1912, el excéntrico y snob lingüista Henry Higgins conoce a Eliza Doolittle, una harapienta y ordinaria vendedora de violetas. El vulgar lenguaje de la florista despierta tanto su interés que hace una arriesgada apuesta con su amigo, el coronel Pickering: se compromete a enseñarle a hablar correctamente el inglés y a hacerla pasar por una dama de la alta sociedad en un plazo de seis meses.
My Fair Lady, de George Cukor, ganadora del Oscar a la mejor película en 1965, cuenta la historia de un profesor de fonética que quiere convertir a una simple vendedora de flores en una gran dama a raíz de una apuesta.
No es difícil caer bajo el hechizo de este musical y, a pesar de sus 170 minutos de duración, nunca hay un momento de aburrimiento al dejarse llevar por el encanto de la divina Audrey Hepburn. Es un verdadero placer seguir su evolución de florista a “dama”, con Rex Harrison apoyándola magistralmente en el papel de un profesor de fonética gruñón, solterón y misógino, el dúo es alquímico.
Además de estos dos personajes, notablemente dirigidos por Cukor, las canciones y los números musicales hacen que sea fácil dejarse transportar a este mundo. La reconstrucción en estudio es impecable, y My Fair Lady también nos permite admirar los hermosos decorados y el vestuario, al igual que la apariencia de Audrey Hepburn (que utilizó no menos de mil trajes, diecisiete modistas, veintiséis maquilladores, treinta y cinco peluqueros, telas y plumas de todo el mundo, pieles raras y joyas).
My Fair Lady resiste maravillosamente el paso del tiempo, y George Cukor ha producido una comedia grandiosa, encantadora e irresistible, con secuencias y canciones inolvidables, y dos actores en la cima de su carrera.
clásico
historia del cine musical
visión obligada
Hacía muchísimo tiempo que no veía esta película y hoy, como la ponían en La2, me puse con ella. Y que decir,... es una delicia.
Una delicia que, como siempre en estos casos, no se puede ver con los ojos actuales porque sino al profesor Higgins (un magnífico Rex Harrison, a la postre ganador del Oscar) lo cogías de lado y le dabas de palos toda la película, ya que es misógino, machista, snob, clasista, ... ¡una joya, vamos!. Audrey Hepburn está también fantástica, aunque ella no fue nominada ni al Oscar porque no era ella quien cantaba, aunque se aprecia que es algo injusto, porque como Eliza Doolittle está sobresaliente: como modula la voz, con un talento increíble para la comedia, ...
No se puede olvidar tampoco a Stanley Holloway en el papel del padre de la protafonista, un pícaro truhán, que reivindica su posición de pobreza.
La película es romántica pero no pastelosa, divertida, elegante, con algunos números musicales memorables, y con escenas que a mi siempre me parecieron ridículas, como la parte de las carreras de Ascot, ese decorado siempre me ha sonrojado, supongo que era un guiño a la obra teatral, porque es que parece un decorado.
Sólo una pega, buscad una "copia" en versión original subtitulada (la que vi hace años), porque la versión en castellano, que han emitido hoy... ¡¡madre de Dios!! entre que las canciones están traducidas al castellano (¡esto es un sacrilegio!) y el "castellano de Valladolid" de Higgins contra ese habla "vulgar" de Eliza, más que inventada por los traductores de la época, aunque reconozco que efectivo,...
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