
Christopher Lloyd
Emmett Brown
El adolescente Marty McFly es amigo de Doc, un científico al que todos toman por loco. Cuando Doc crea una máquina para viajar en el tiempo, un error fortuito hace que Marty llegue a 1955, año en el que sus futuros padres aún no se habían conocido. Después de impedir su primer encuentro, deberá conseguir que se conozcan y se casen; de lo contrario, su existencia no sería posible.
Una saga de culto producida por Steven Spielberg y protagonizada por Michael J. Fox y Christopher Lloyd. ¿Un guion del que ya hemos oído hablar muchas veces (viaje espacio-temporal, intertemporal)? Pues piénsalo otra vez. Un viaje trepidante a través de la ciencia ficción, el humor, la acción y el rock 'n' roll. Y aún hoy, "Regreso al futuro" figura entre los mayores éxitos de la historia del cine, tanto por su guión como por sus numerosos y grandiosos efectos especiales (para la época, al menos). El personaje principal es Marty McFly, un adolescente divertido y rebosante de buena voluntad, que lleva constantemente a cuestas el peligroso futuro de su familia. Una máquina del tiempo otorga a Michael J. Fox la distinción cinematográfica de interpretar a su propio padre del pasado y a su hijo... ¡por venir! Es difícil hablar de Marty sin mencionar a Doc Emmett Brown, alias Chrstopher Lloyd, el excéntrico y brillante inventor del famoso De-Lorean que funciona con plutonio. Una premisa muy original (un adolescente se encuentra con sus padres cuando tenían su edad) da lugar a una obra mítica sobre el choque de generaciones. Pero también está llena de nostalgia y emoción, notablemente escrita y dirigida, con una banda sonora inolvidable ("The Power of Love"). "Regreso al futuro" (1985) también apela al niño que hay en todo adulto, con un panorama de todos los géneros imaginables. Dirigida por Robert Zemeckis, autor también de “¿Quién engañó a Roger Rabbit?” (1988) y de las otras dos películas de la saga, a las que siguieron “Forrest Gump” (1994), “Náufrago” (2000) y “ The Polar Express” (2003). ¡Un director ganador de un Oscar! Sigue siendo una de las mejores trilogías de la historia, ¡y un verdadero pilar del séptimo arte!
Una de tantas películas míticas que aún no había visto, y me arrepiento de no haberlo hecho antes.
Me he entretenido, me he divertido, he sufrido con Marty ***contenido con spoilers*** , he sentido que estaba en los años 80 y también en los 50. Es cierto que la caracterización de los 80 no está del todo bien conseguida, pero qué le podemos pedir, obviamente las técnicas y recursos que había en la época no tenían nada que ver con las de ahora, y me ha hecho mucha gracia ver a Crispin Glover tan jovencito.
Un gran dúo protagonista, Michael J. Fox y Christopher Lloyd, que ya forma parte de la historia, igual que ese Delorean. Ciencia, viajes en el tiempo y sus paradojas, aventuras... pero también drama adolescente y romance.
Es de esas películas que es imposible que te dejen indiferente, y se nota que tiene al tiempo de su parte, no ha envejecido nada mal.
Deseando ver la segunda. ***contenido con spoilers***
Nos hizo soñar con subirnos a bordo de un flamante DeLorean, poner en marcha el condensador de fluzo y atravesar las, hasta ese momento, insalvables barreras del tiempo, pero lo que nadie podría haber imaginado es que ese viaje llegaría, además, ante las puertas mismas de la eternidad. Ante ese estatus de clásico atemporal que Robert Zemeckis, dando vida al guion coescrito junto a Bob Gale, logró imprimir a esta entretenidísima película donde ciencia ficción, fantasía retrofuturista y romance adolescente se conjugaban en una misma e inolvidable aventura por la que el siempre inmisericorde paso del tiempo, tan impasible como inevitable, parece no haber discurrido ni un solo segundo. Como si ese mítico reloj de la corte de Hill Valley, testigo silente de todo cuanto le ocurrirá a nuestros protagonistas, se hubiera detenido en aquel preciso instante en que Marty McFly, aquí elevado a icono intergeneracional absoluto, acababa perdido, por obra y gracia de su buen amigo Doc —la quintaesencia del científico loco pero entrañable—, en la nostálgica California de 1955.
Lo curioso es que esa misma sensación de nostalgia, lejos de quedarse anclada en el pasado, ha continuado trasladándose a lo largo del tiempo hasta el punto de que aún hoy, y añadiendo a la ecuación esos ya lejanos 80 a los que Marty deseaba regresar, seguimos añorando épocas que nunca vivimos, lugares que jamás visitamos y personajes que ni tan siquiera llegamos a conocer. La genial paradoja de una película donde todo el componente de ciencia ficción, salpicado también por sus propias paradojas temporales, no era sino la excusa perfecta sobre la que ir tejiendo una historia de tono principalmente distendido, llena de momentazos para el recuerdo y capaz de retrotraernos, desde esa magia especial que envuelve cada escena, a aquella época ya casi olvidada en la que todo parecía posible. Ya fuera construir una máquina del tiempo, marcarse un solo de guitarra a ritmo de rock & roll o, por supuesto, borrarse esta joyita de la memoria, ponerse al volante del DMC-12 y volver al pasado para así poder disfrutarla, de nuevo, como si fuera la primera vez. Regresar, en definitiva, a ese rinconcito mágico donde poder imaginar, reír y, por encima de todo, volver a soñar.
Regreso al futuro es sin ninguna duda la mejor película de viajes en el tiempo de largo, toda una aventura dentro del ya mítico coche DMC DeLorean de la mano de una pareja que está en el recuerdo de todos y sin duda de las mejores parejas del cine, Doc Brown interpretado por el entrañable Christopher Lloyd y Marty McFly interpretado por el dicharachero Michael J. Fox.
Fresca, divertida, ágil, original, con buenas dosis de humor, tensión, intriga, enredos...no le falta de nada a esta adelantada a su tiempo, nunca mejor dicho, un guion fantásticamente elaborado con un ritmo trepidante.
Las interpretaciones de ambos protagonistas fueron tan buenas que relanzaron sus carreras, con una excelente ambientación y una banda sonora que queda en la historia del cine, todos reconocemos su magnífica melodía del gran Alan Silvestri.
Una adelantada a su tiempo como he comentado y que ha envejecido muy bien porque sigue igual de divertida y de fresca casi cuarenta años después, sin ninguna duda una de las mejores películas de la década de los ochenta que combina perfectamente, ciencia ficción, entretenimiento y humor.
Poco se puede añadir que no se haya dicho ya de una cinta totalmente palomitera y que merece la pena verla mínimo una vez en la vida, porque es de las que se disfrutan de principio a fin y si es en familia mejor.
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