Suele decirse que somos las decisiones que tomamos, aunque, en cierto modo, también podría decirse que nuestra existencia viene determinada por todas las que descartamos y dejamos atrás; todas aquellas que, bien sea por remordimiento o bien por alivio, vuelven a nosotros una y otra vez de manera recurrente. Es un proceso clásico de ensayo y error que da forma a nuestro ser y que, al mismo tiempo, sirve también como base para 'Ninety-Five Senses', uno de los cortometrajes de animación más llamativos de los últimos tiempos y una más que interesante reflexión sobre nuestra propia mortalidad. El corto, de hecho, tiene tintes de elegía vital, de carta de despedida firmada a nombre del protagonista que aquí nos ocupa, un hombre de avanzada edad que, ante la inminente llegada de la muerte, comenzará a hacer un profundo repaso por algunos de los momentos que marcaron su pasado y, a su vez, por aquellos que sus propios errores le privaron de poder experimentar.

Lo curioso, a pesar de lo que pueda parecer de primeras, es que no estamos realmente ante la típica historia de redención, sino más bien ante un desgarrador relato lleno de arrepentimiento, nostalgia y, en última instancia, aceptación. Algo así como el recuento de todo lo que fue, lo que pudo ser y lo que jamás será desde el punto de vista que dan tanto la experiencia como el dolor y con la particularidad de enfocarlo, además, a través del prisma ofrecido por nuestros cinco sentidos. Cada uno de ellos dispondrá de su propio tiempo y de una técnica diferente de animación, permitiendo que el corto fluya como una creativa y artística sucesión de escenas que, de alguna manera, vienen a representar a la perfección lo cambiante e imprevisible que es la vida misma. Todo un viaje de sensaciones que tan solo necesita 15 minutos para sorprender, encoger el corazón y recordarnos que todas nuestras decisiones, incluso aquellas que tanto lamentamos haber tomado, nunca podrán definir por completo qué sentimos ni, por supuesto, quiénes somos.

❦❀ Senses ❀❦

La pareja de artistas “Jerusha & Jared Hess” llevan a cabo este animado e interesante cortometraje, en producción con MAST, acerca de nuestra percepción titulada “Ninety-Five Senses”.

A través de la historia de “Coy”, – Un hombre condenado a muerte por matar a una familia en un incendio que provocó en su juventud – nos adentraremos en una experiencia sensitiva que describe con sumo y mimo la relevancia de los sentidos en nuestra vida. Son las herramientas que nos permiten percibir del mundo que nos rodea, – La belleza de ver. La memoria olfativa. Los sonidos ensordecedores. Los deliciosos manjares. Y el tacto… a veces una crueldad suave y otras una emoción chispeante – aunque no siempre somos conscientes de la enorme suerte que tenemos de poder utilizarlos.

A lo largo de las distintas anécdotas, el estilo cambia en función al sentido que representa. Esta demostración artística, junto del uso del zoomquilt y un sonido envolvente, embelesan y sumergen los sentidos del espectador de lleno en el interior de esta historia.

Un cortometraje bastante creativo, innovador y sorprendente que nos invita a reflexionar sobre la propia existencia, mientras deleita nuestros sentidos con su sugerente despliegue audiovisual.

(ღ˘◡˘ღ) Dejaos llevar por los 95 sentidos restantes ❀❧

Pd: Podéis encontrarlo en YouTube ♥

Un hombre anciano ve venir su propia muerte y entonces hace un repaso de su propia vida, muy resumido, centrándose en diferentes errores que ha cometido, pero nos lo cuenta a través de los cinco sentidos.

Así que recuerda cosas que ha visto, y de paso nos cuenta una curiosidad acerca del sentido de la vista, que la forma de los ojos está cambiando a cuenta de los smartphones y centrarnos demasiado en una pantalla, que no sé si será cierta pero me ha resultado muy interesante, y después va recordando lo demás, olores, sonidos, habla de su última comida, porque hasta ahí no nos enteramos de que está en la cárcel condenado a muerte y por último el tacto, sensaciones. Pero lo que más me ha gustado ha sido la explicación del título, porque no tenía ni idea de qué podría significar, mi teoría era que tendría algo que ver con la edad del protagonista o algo así. Me gusta la idea de que en realidad tenemos cien sentidos pero en la vida nos vemos obligados a limitarnos a cinco, pero que la muerte libera a los otros noventa y cinco para disfrutar de ellos allá donde vayamos, si es que hay algo.

Me ha costado acostumbrarme a la voz del protagonista, que por cierto es Tim Blake Nelson quien le pone voz, al principio me estaba costando entenderle porque habla de una forma muy rara, pero una vez me he acostumbrado ya me ha resultado más sencillo. Pero lo más destacable es la animación, o animaciones, ya que hay distintos tipos, el propio personaje está dibujado de una manera y a través de cada sentido vamos viendo otros estilos, incluso más de uno en cada apartado. Sé que obviamente no tiene nada que ver, pero me ha recordado un poco a My year of dicks, otro corto de animación que estuvo nominado el año pasado.

Ante todo me quedo con las sensaciones, con ese viaje y con el final, que me ha encogido un poco el corazón, y tan sólo necesita algo menos de catorce minutos para contarnos todo, por lo que es bastante efectivo.

Particularmente me quedo como concepto de arrepentimiento la canción de mi querido Antonio Flores "No dudaría".
Las lecciones de vida cuando estás privado de la libertad para redimirte es muy rollito cristiano. O yo lo veo así, porque el arrepentimiento no justifica tus actos aunque no tuviesen esa intención.
Aunque los quieran pintar de humildad con el discurso de los sentidos como ejemplos de lo fácil que seria disfrutar de nuestra vida plena. Porque si así fuese, esta vida seria el Edén.
De vuelta al discurso moralista como en Letter to a pig, como si solo con la voz de la experiencia sirviese para encauzar conflictos que duran tanto como nuestra existencia.
Lo de los 95 sentidos escondidos me parece de lo más fabulero que podrían sacarse para vender el concepto de explotación de los sentidos que realiza el corto.
Pero querían darle ese punto místico que tan bien vende. Por cierto, tenemos siete sentidos, para los que no entienden del tema.
Faltan los más importantes, los sentidos internos que le lo orquestan todo. Sin ellos no seriamos nada ni nadie. Pero para que vamos a darle la importancia a los que todo lo controlan, si molan más los de percepción para poder diferenciarnos.
El culpable, tiene que pagar por sus actos, pero la justicia no debería ser tan ciega.