Cuatro años antes de la magnífica 'El golpe', George Roy Hill ya había contado con la mítica dupla formada por Paul Newman y Robert Redford para dirigir la no menos mítica 'Dos hombres y un destino', un western crepuscular sobre el ocaso de los forajidos Butch Cassidy y Sundance Kid. Partiendo de una historia bastante sencilla en sí misma, el director deja que sea la pareja protagonista la que lleve el peso de la película, que se vale del enorme carisma de ambos integrantes y de la gran química existente entre ellos para alternar la acción más trepidante del western con los golpes de humor y complicidad de una buddy movie.

Por supuesto, cabe destacar el gran papel de unos Newman y Redford que, más que interpretar a sus personajes, se funden con ellos hasta lograr ganarse la empatía del espectador, algo que resulta bastante curioso si tenemos en cuenta que ambos encarnan a dos de los bandidos más despiadados de la historia del salvaje oeste. A esto también contribuye en buena medida un guion que opta por una representación romántica de la figura del forajido, convirtiendo así a los protagonistas en una suerte de antihéroes que anhelan tiempos mejores y escapar del destino que ellos mismos se han ido forjando a lo largo de sus vidas. No estamos por tanto ante la mejor forma de conocer los últimos días de Cassidy y Kid, pero sí ante una gran película que, al igual que las andanzas del dúo, ya ha dejado su lugar en la historia.

'Dos hombres y un destino' me ha encantado. Un western con un desarrollo aventuresco y unas dosis de humor muy logradas. ¿Qué voy a decir yo de Newman y Redford que no se haya dicho ya? Tiene un carisma único y una gran complicidad. Contiene escenas sobresalientes, como el final.

Paradigma del cine "buenrollista", lo que tiene mucho mérito si además es un western y más conociendo la historia. Pero lo personajes son tan estupendos, su relación de amistad es fabulosa. Y por si fuera poco, la canción central del filme es la que uno quisiera que pusieran en su funeral, porque a poquito que pueda me levanto y canto.

Otra gran película de una de las mejores parejas del cine que formaron Paul Newman y Robert Redford.

Y la memorable escena final.